martes, 30 de abril de 2013

DEL PARNASIANISMO NO COMO FUENTE DE RESPUESTAS, SINO COMO ÚNICA MANERA DE PLANTEAR LA PREGUNTA.


Es el Parnasianismo una estructura cultural propia del Siglo XIX, que tiene como principal característica la que se deriva de entender la acción propiciatoria del arte, como algo ingentemente válida en sí misma. “El Arte por el mero hecho del Arte”, es la máxima que encierra su esencia, y que en definitiva viene a preconizar la posibilidad de dotar al propio Arte de una característica de necesidad que en términos filosófico-esenciales bien podría decir que la estética, como bien exclusivo y a la sazón único aditamento realmente válido de la confección artística; constituiría en sí misma el único elemento verdaderamente indispensable en tanto que único verdaderamente esencial compositor de toda acción artística.

Aplicada semejante reflexión a los principios que hoy por hoy componen, cuando no definen, nuestra actual manera de concebir la vida política, así como los condicionantes expresos que por otra parte le son propios, bien podría venir a significarnos la comprobación somera del grado de perversión en el que, hoy por hoy, nos hallamos instalados.

Aceptar que el Arte tiene sentido en tanto que tal, bien podría constituir una exacerbación fruto de alguna clase de perversión destinada a destruir en el Hombre todo aquello que le es propio en tanto que confecciona su mundo intangible, constituyendo en esencia su otra realidad, precisamente aquella que no le es accesible a la estética.

Concebir, por otro lado, una política tan ajena al Hombre que no necesita aceptación por parte de éste, cayendo en el error fatal de pensar que la propia Política puede justificarse a sí misma sin necesidad de pasar por el filtro de la utilidad para el Hombre, o incluso llegar a pensar que puede llegar a desvincularse de éste convirtiéndose en un objeto contrario al propio Hombre; se convierte en algo tan absurdo que, a pesar de ello, ya encontramos huellas de intentos semejantes en la Historia, precisamente cuando el ingente Sócrates denunciaba a los Sofistas.

Por eso, cuando el otro día asistimos a la intervención de Soraya SÁENZ DE SANTAMARÍA con motivo de la Rueda de Prensa destinada en principio a hacer comprensibles las medidas tomadas por el Gobierno; conformando lo que a priori habrían de concebirse como la primera de una larga serie de medidas destinadas a terminar con esa lacra estructural que, hoy en día es para España el fenómeno social asociado al INEM, muchos, en realidad estábamos convencidos de estar en realidad asistiendo a una Clase Magistral de Parnasianismo.

Cuando la Política se ve definitivamente desposeída del sentido que la justifica, cual el de lograr orientar la vida y el proceder de los ciudadanos en pos de la consecución de objetivos moralmente aceptables para la mayoría; es cuando comprobamos que el fenómeno de sustitución de la casta política, por el endemoniado grupo de los sofistas, ha comenzado. Y generalmente se trata de un fenómeno inexorable.

Es entonces cuando la retórica viste sus peores galas, para aparecer teñida de mera dicción. A partir de ese momento los discursos pierden su sentido, al verse convertidos en simples retahílas, las cuales bien pueden ser interpretadas desde plasmas, en tanto que su vacuidad adquiera mayor grado si cabe en tanto que ni puede, ni necesita verse afectada por ninguna clase de emotividad.

Tiene además, como tal, el tiempo que le es propio. Surge el Parnasianismo como respuesta al Drama de la Generación del 98, esto es, como concatenación ordenada de conductas y pensamientos que le son propios; destinados a constriñir, en la medida de lo posible, el intenso trauma nacional que la España de finales del XIX hubo de afrontar.

Se trata en definitiva, de un estilo propio para un tiempo de crisis. Se trata por ello de un estilo, inherentemente ligado a la subjetividad del tiempo que nos ha tocado vivir.

Por ello, el abandono de responsabilidades, la absoluta certeza en la derrota, la satisfacción estética como única respuesta; bien podría componer, hoy por hoy, el único bagaje que le queda a este Gobierno a la par que, desgraciadamente, nos anuncia la que sin duda será una larga travesía del desierto toda vez que el abandono estético tiene un serio problema, al tratarse de una concepción subjetiva de una concatenación de efectos solo cuestionables mediante la sensibilidad, tan solo la muerte puede convertirse en elemento substancial de cara a demostrar la exactitud de cualquier análisis que se desee hacer al respecto.

El Parnasianismo nació como oposición manifiesta a Víctor HUGO. Algunos creemos que lo que logró fue afianzar más si cabe su figura.
La actual línea que hoy parece defender el Partido Popular pasa inexorablemente por seguir buscando culpables en la herencia recibida, en definitiva, en el Sr. Zapatero.
Al paso que van, poco falta que recupere la lectura de Los Miserables.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

lunes, 29 de abril de 2013

DE CUANDO EL PELIGRO NO ESTÁ EN PARAR, SINO QUE LO QUE DA VERDADERO MIEDO ES EL DEJAROS CONTINUAR


Dice CHÉJOV  “así, en definitiva, a veces es mejor detenerse y hacer el mal, que continuar aún a riesgo de ser francamente peor.”

La verdad es que, así visto, ciertamente que uno no solo entiende la línea que el Gobierno Rajoy ha decidido adoptar, sino que francamente casi la agradece.

Y es así que desde esta nueve perspectiva, que casi se comprende el espíritu desde el que la misma está desarrollada. Un espíritu destinado no tanto a hacer de la política del palo y la zanahoria su capital (tal extremo ya se ha visto francamente superado), sino que más bien nos lleva a considerar con nuevos ojos no solo la manera no solo propiamente de gobernar, sino incluso de comprender las nuevas formas de concebir las campañas electorales “al modo Rajoy”, esto es, comenzarlas cuando todavía se está gobernando, y lejos, muy lejos de toda o cualquiera cita electoral.
¿De qué manera entonces si no, hemos de entender la patética afirmación de que “nuestras pesimistas previsiones están hechas para que la realidad las deje en nada.”

Abandonando ahora ya sí de manera definitiva por hoy el nivel de la satrapía, me veo inexorablemente obligado a considerar con el rigor que se merecen, no solo las palabras, o mejor dicho el efecto de los silencios, con los que los tres mosqueteros nos deleitaron el pasado viernes, en el transcurso de la Rueda de Prensa habitual tras el Consejo de Ministros.

Lejos de detenernos ni un segundo más de lo necesario en analizar las perlas, lo cierto es que la única conclusión seria a la que propios, y también extraños (y es ahí donde radica precisamente el peligro), pudieron obtener la constatación expresa de que este Gobierno, definitivamente no tiene ni idea de hacia dónde va, arrastrando con ello, obviamente, al país.

Se diría definitivamente que nuestra pregunta, ha sido contestada.

Sin embargo, cuando en el transcurso de la comparecencia con motivo de la presencia del Presidente de Turno de la UE, el Sr. RAJOY nos desliza el comentario del “poquito de paciencia”, superada la mordacidad, o la desvergüenza si se prefiere, la verdad es que la locuacidad que da salir del plasma, le desata inexorablemente la lengua hasta llevarle al “El Gobierno sabe lo que tiene que hacer, y lo hará convencido.”

Ahora ya, no cabe la menor duda, el Gobierno no hablaba para tontos, sencillamente ya ha llegado a la fase de creer seriamente en su opción a modo de “Salvador de la Patria”

Es ahora cuando, inexorablemente, hemos de preocuparnos.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

lunes, 22 de abril de 2013

DE ÉTICA, MORAL, Y DE LA ILUSTRACIÓN COMO RESULTADO.



La Moral no es el reflejo de unos valores existentes fuera del Sujeto. Esa Moral no está en Dios, ni en la causa primera o substancia universal. La Moral es un acto que surge de la Conciencia Individual del ser Humano.

En cualquier caso, eso de dios, da que pensar.

El 22 de abril de 1724 nacía Emanuel KANT, y sin el menor género de duda posible, nacía el mayor genio crítico de la Historia del Pensamiento Moderno.

Constituye la obra del finalmente rebautizado como Inmanuel KANT, la Piedra de Toque a partir de la que vertebrar la explicación ordenada de la larga serie de acontecimientos que, a partir, o en torno a su figura, promoverán el desarrollo y consecución final de compromiso de lo que nos hemos dado en llamar Ilustración, toda vez que semejante periodo constituye en realidad, más que una concatenación de hechos históricos; la superación de éstos toda vez que el sentido a los mismos puede encontrarse en ellos mismos, acudiendo en cualquier caso no a su revisión individualizada, sino más bien desde la perspectiva sincrética que  de su aglutinación obtenemos.

Es así que nos encontramos ya en las mejores condiciones para establecer la primera de las múltiples relaciones que pueden establecerse. Si KANT es, a título de proceder, el más importante de los filósofos críticos del momento, y además asumimos su papel de precursor por antonomasia de la Ilustración. ¿Podemos pues afirmar que la  Ilustración surge como resultado de una labor crítica?

La pregunta no es para nada menor, pues plantea la cuestión para nada nimia de tratar de conceptualizar si la Ilustración surge por evolución de un concepto, ya sea éste original o derivado; o si por el contrario encuentra su origen a partir de la discusión derivada de la oposición a uno o varios de los elementos que conforman una estructura de pensamiento que naturalmente le precede en el orden histórico.

En pos de lograr el establecimiento de las relaciones lógicas, resulta imprescindible introducir, llegado este momento, que otro de los conceptos primarios a los que inexorablemente hay que hacer alusión cuando hablamos de Ilustración desde una perspectiva rigurosa, es el de Humanismo.
Es el Humanismo el resultado científico cuando no categórico, desde el que se concitan todas y cada una de las relaciones de oposición que se dan cuando el Hombre, en su más franca acepción, y siempre en el ejercicio cifrado en este caso en su necesidad de recuperar el tiempo y el espacio perdido, se enfrenta por primera vez de forma franca y directa, con la que por aquél entonces es la fuerza por naturaleza. Estamos hablando de la Religión.

Si en condiciones normales la discusión Filosofía Vs Religión puede ser forzada, en el caso de la oposición manifiesta a partir de los elementos que les son propios, a saber Edad Media Vs Ilustración; hacen esta lucha no solo franca, sino imprescindible.
Es así que, lo que en este caso se enfrentan definitivamente, no es tanto la Religión con la Filosofía, como sí en realidad el hecho de si el Hombre está o no autorizado a buscar por sí mismo respuestas más allá de los límites que Dios mismo se supone le impone.

Llegados a este punto, parece imposible negar la condición evolutiva que de la propia lucha de contrarios puede llegarse a obtener.

Y es precisamente de semejante lucha de contrarios, de la que KANT obtendrá una de las más productivas fuentes de energía de las que alimentar su trabajo.

Porque con KANT, podemos declarar oficialmente inaugurada la época de los pensadores ordenados “en tanto que tal”.
Es el momento sin duda, proclive a ello. La definitiva crisis del pensamiento Europeo, que ha permitido a las viejas corrientes medievales sobrevivir dando tumbos desplazándose por los viejos bastiones de la creencia cristiana europea; se ha venido definitivamente abajo, a modo de las murallas de Jericó, arrastrando a la Europa Política y Social a la primera de una sucesión de muchas crisis que amenazan no tanto con enfrentar al continente con sus miserias, sino que más bien puede conducirlo a su fin, al enfrentarlo con el vacío moral.

La superación de la Edad Media, aparte de un proceso largo y absolutamente tedioso, presenta el inefable riesgo de enfrentar a dejar a los hombre solos, en el más absoluto de los sentidos, frente al más terrible de los miedos, el que se ve precedido por la sensación de soledad formulada en la falta absoluta de referentes.
Será precisamente la modificación de estos referentes, en los que el absolutismo de los valores procedentes de la interpretación del dogma, se ve superado por el ejercicio crítico de la Ciencia; lo que lleve definitivamente a definir de manera clara aquello que compondrá los protocolos de referencia dentro de los cuales habrá de desarrollarse el ejercicio dialéctico propiamente dicho.

El resultado de tamaña concentración, tiene dos vertientes. Una es efectivamente resultante, y se cifra en las conclusiones que se relatan en la concepción del modelo Copernicano-Kantiano.
Otras, las más importantes tal vez, son de procedimiento, y se resumen en la transcendencia que se esconde tras el lema Sapere Audet (atrévete a saber).  La responsabilidad como límite fenomenológico de la Ética de Kant.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

martes, 16 de abril de 2013

DE LAS CUESTIONES LATENTES, DEL MIEDO QUE SUSCITAN. DE LA SEGUNDA REPÚBLICA, Y LA CUESTIÓN DE LA TIERRA.


Las últimas campanadas han teñido ya de adiós las últimas luces de la tarde. Anochece. Y no lo hace tanto porque el sol haya abandonado ya, con la cadencia de la letanía, como por el hecho de que un día más, el silencio se ha adueñado de todo, incluso de los rincones que sin ir más lejos esta misma mañana, se veían azotados por las voces calamitosas de unos y otros, convencidos todos de que a su manera, pueden no ya contribuir, sino resolver por sí solos las carencias de un sistema que, hoy por hoy, se revela completa y absolutamente agotado.

Es así que precisamente desde tal postura, la que convierte al silencio en el mejor de los amigos, y a la prudencia en la mejor de las consejeras, es precisamente desde donde queremos conciliar hoy, la que probablemente constituya la última reflexión del día.
Es así que una vez comprobado como de nuevo el frescor del rocío de la mañana es capaz de sofocar el que se rebelaba como el más tórrido de los silencios; es desde donde hoy, cuando los ecos de los homenajes, y lo burdo de las críticas, han seguido todos el mismo camino, el del silencio; es cuando yo considero llegado el mejor momento para hablar del fenómeno republicano.

Como ni puede ni necesito sea de otra manera, es que una vez más me haré acompañar de cerca por la Historia. Luego que cada cual se encargue de interpretarla, lo que no deja de ser aplicar el tamiz fino de la autocomplacencia.

Cuando en 1902 Alfonso XIII alcanza la mayoría de edad, comprueba que el aroma de los manjares destinados a celebrar semejante acontecimiento, difícilmente llegan para disimular la pestilencia que como Estado, desprende España.
Dos son los parámetros desde los que hemos de analizar las consecuencias ulteriores de semejante afirmación.
El primero, de carácter cuasi metafísico, se sintetiza a la vez que gana en sencillez si aplicamos el prisma sobre el compendio de traumas que destila una España triste no tanto por lo que fue perdido; como en realidad por comprobar la grandeza que en realidad no fue disfrutada.
Así el monarca habrá de enfrentarse a la temible labor de hacer comprender algo que en realidad ni él mismo entiende. Como es posible que el Imperio Español que disfrutó Felipe IV, doscientos años atrás, se ha visto en su tiempo resumido a la expresión que él habrá de gobernar.

A partir de ahí, resulta no ya sencillo, sino que lo convierte en una misión casi de ir rellenando los huecos, el describir la España a la que más que gestionar, Alfonso XIII habrá de enfrentarse.

Siguiendo por parecidos derroteros, podemos decir sin mucho miedo a equivocarnos, que la España que ve comenzar la centuria del 1900, es una España que por primera vez no es que se haya quedado arcaica, es que verdaderamente es obsoleta.
Debido a cuestiones muchas veces incomprensibles, y otras por causas solo achacables al egocentrismo ético que durante años habrá todavía de presidir este país, la Revolución Industrial no es que efectivamente no haya llegado. Lo que es peor, la mayoría de los que opinan, o mejor dicho la mayoría de aquellos que tienen poder para hacerlo; consideran abiertamente que es mejor que así sea.
Tal desmesura se traduce, en entre otras cosas la consolidación desestructurada de un país que no es solo que carezca del menor atisbo de mecanización. Es que yendo más allá, comprobamos como la práctica totalidad de las estructuras destinadas a la generación de productividad, se encuentran inmersas en los procedimientos primarios, o dicho de otra manera, formando parte de realidades exclusivamente ligadas al campo.

Pero es que, tal y como era de esperar, la escasa o nula renovación que en lo concerniente a criterios productivos se ha llevado a cabo, tiene su reflejo en lo concerniente a la evolución de los protocolos destinados a verificar la evolución de los marcos que regulan las relaciones entre terrateniente y trabajador.
En las mencionadas, el grado de anquilose puesto de  manifiesto a nivel teórico, alcanza su grado sumo a la hora de comprobar la incapacidad que estos terrenos tienen de cara a desarrollar cualquier actitud productiva considerable como mínimamente seria, o lo que es peor, digna.
Más bien al contrario, la aptitud manifestada por los mencionados terratenientes, hace gala de un sentido netamente contrario a cualquiera de los métodos que la incipiente realidad económica canoniza como adecuados. Al contrario de lo dictado por tales procederes, y siempre desde la actitud preconcebida pero ridícula de enfrentarse no ya a la Corona, sino a la idea misma de estado toda vez que dificultan su desarrollo, la nueva nobleza, se empecina en adoptar unas medidas de organización del trabajo que, basadas en la premura desde el trabajo mecánico de braceros que de descoyuntad a base de trabado pechero, no solo no logran obtener resultados mínimamente lícitos, sino que lastran para muchas generaciones la posibilidad de que el campo español alcance un mínimo grado de desarrollo cuando no de competitividad.

Más bien al contrario, la baja capacidad productora del campo español se traduce de manera efectiva en una imperiosa necesidad de acudir al mercado exterior, el cual se encuentra colapsado toda vez que la carestía del grano, fruto de la redefinición que los mercados internacionales sufren a raíz del desencadenamiento de la I Guerra Mundial, dibuja un escenario complicado toda vez que la carestía de hoy,  es hambre para mañana.

Y ante las demandas sociales que de manera más que evidente se hacen previsibles por justificadas en tanto que el hambre es una realidad sublime, es cuando toman más importancia si cabe las protestas campesinas que antes habíamos dejado intuidas, en tanto que el comportamiento que los terratenientes han desarrollado para con la Corona en tanto que es la que han dedicado a España, más propio de la nobleza levantisca del Siglo XVI, ha puesto a España en una tesitura de consecuencias realmente incalculables.

La agitación del país se encuentra en su punto fuerte. Y es ahí precisamente donde se pone de manifiesto no ya tanto el genoma autoritario que le es propio a todo monarca, como la incompetencia para  manejar asuntos de esta envergadura cuando se presentan.

El Rey  no está preparado no tanto para gobernar, como para enfrentarse a las dificultades que la gestión de un país que está ya en el primer cuarto del Siglo XX presenta.

Y en medio, inalterable, el gran soniquete de este país. La Cuestión Militar, o la orgía que ha traído a este país por la calle de la amargura cada vez que el hambre de un militar, o la incapacidad de un político para comer, se han dado cita con la Historia.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

martes, 9 de abril de 2013

QUE SEAS DIGNA DE LA MITAD DE LA PAZ QUE DEJAS.


De cara a satisfacer de entrada la voluntad de aquellos que a día de hoy todavía dudan en relación a asumir el grado de afección de la presente crisis, aquí va un dato esclarecedor. Cómo estarán las cosas, que ya ni en el día de su fallecimiento, uno puede alardear de la plena satisfacción de saber que unánimemente, el mundo clamará por la gloria de tus bondades y manifiestos.

Cierto es que, hoy por hoy, las certezas unívocas son presa, cada vez más, de los que se atreven a soñar. Mas ello no debería ser óbice para dar por sentado que, llegado el día de tus exequias, todos pudieran encontrar un hueco para pronunciar las consabidas palabras, llenas del conocido hábito exculpatorio: “ ¡Pobre, con lo buena persona que era!

Aclarado tal aspecto, para nada accesorio, podemos ya comenzar a desvelar las hechuras del finado/a.

Amiga, íntima, de Pinochet. Precursora de La Guerra de Las Malvinas (y a la sazón ejecutora del golpe de gracia a la dictadura argentina), Más que euroescéptica, verdadero azote de la por entonces, Comunidad Económica Europea. Aliada de los Estados Unidos (hasta el punto de no dudar en anteponer sus deseos a la voluntad de la propia Europa). Etc. Etc etc.

Margaret THATCHER, La Dama de Hierro, o como se quiera al elegir entre la larga lista de apelativos y calificativos de la que fue acreedora; se encuentra sin lugar a dudas entre las escogidas para formar parte del selecto Club de los Escogidos de Europa. Fue sin duda, una de las más altas personalidades en lo atinente a capacidad para la adopción de decisiones históricas. Sin que de la crítica pueda zanjarse la menor duda, una de las más grandes estadistas que la Política del último tercio del Siglo XX ha dado.

Mas no es menos cierto, que la fuerza absoluta con la que se traducía en todas sus acciones, la hace igualmente merecedora de una larga lista de condicionantes que a mi entender, la dejan en posición deficitaria toda vez que haya de enfrentarse ahora al juicio de la historia.

Constituye el ascenso en Política de aquélla a la que sus propios compañeros llamaban en voz baja “la hija de la hilandera”; uno de los más claros casos de los por otro lado claros ejemplos que ha dado la Historia de personalidades que, procediendo de escalas sociales aparentemente menores, caen en el inexorable trauma de necesitar negar sus ancestros, para pasar luego, en los casos más graves, a conducir su vida por un periplo insalvable destinado a conjurar sin tregua los fantasmas del pasado que le son propios.

Y es entonces cuando el monstruo de la neurosis hace mella.

Y es entonces cuando se produce la traducción total.

Representa Margaret THATCHER la quinta esencia del eufemismo, según el cual pocas cosas son más difíciles de comprender, que las que se identifican con las motivaciones que llevan a un trabajador a votar Derecha.
Una vez descritos los antecedentes, podemos llegar a comprender los condicionantes que llevan a La Hija de la Hilandera, no solo a desertar de los procederes de Izquierdas, sino directamente, desarrollando un protocolo que en términos éticos solo puede conjugarse dentro de la dicción de ser más papista que el Papa, lograr convencer primero a los líderes de la escuela más snob en lo que concierne a dirigentes políticos de Gran Bretaña; para escalar luego a lo más alto, Ser nombrada Primera Ministra de Gran Bretaña.

Radical, reaccionaria, flemática y liberal a ultranza, THATCHER resume en su famosa frase El Estado es el problema, el paradigma del deseo de los que por aquel entonces, deseaban poner palos en la rueda al proyecto social de la todavía incipiente Europa.

Liberal a ultranza, defiende sin conmiseración los principios destinados a violentar definitivamente los últimos vestigios de la Política Económica de KEISSNER, a saber los destinados a mantener la posibilidad de que sea la demanda de servicios públicos, con el Estado como garante, la última medida destinada a fomentar el consumo.

Convencida de que todo ha de ser subyugado a la Economía, desarrolla no obstante políticas que traerán resultados aberrantes no solo en el terreno de lo social, donde abiertamente llevará a Gran Bretaña al barranco de los desfases; sino que también logrará grandes retos en lo concerniente al aumento de las dosis de pobreza del país.

Por ello, y con todo, a la vista de lo planteado, habrá de ser en el marco de la Política, donde habrán de encontrarse los méritos de semejante mujer.
Ubicada por cronología en la época de los grandes retos asumidos con posterioridad a la II Guerra Mundial, THATCHER se engloba por méritos propios, dentro de la escala de los conocidos posteriormente como Grandes Hombres de la Política Europea. Para la Historia quedará el Grupo de los Últimos Estadistas. Así, junto a Helmut KOLH, François MITERRAND y el propio Felipe GONZÁLEZ, participará en todas y cada una de las grandes decisiones que afectarán inexorablemente a Europa.

Pero lo hará partiendo de una trampa especial, a la que siempre han tenido acceso los estadistas británicos, la que procede de dar por hecho que ellos gozan de una licencia especial cuyo uso se traduce en la certeza de que todo lo que hagan parte del privilegio de saber que lo hacen para mayor gloria de Gran Bretaña.

Y es desde tal perspectiva desde la que me atrevo a decir que, una vez juntas todas las piezas, Margaret THATCHER y su inexorable manera utilitarista de concebir la Política, constituyen el germen del que parten mucha de las circunstancias económicas y políticas que han desencadenado la actual situación por otro lado compartida.
¡De aquellos polvos, estos lodos! Es por ello que, sin caer en la cruel tentación que supone la pérdida de la llamada perspectiva histórica, hemos de decir que la sombra de THATCHER, como la del ciprés, se extenderá por encima de nosotros, todavía durante mucho tiempo.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

domingo, 7 de abril de 2013

DE NUEVO EL PASADO, COMO FUENTE DE PRESAGIOS.


Me sorprendo un día más, sumido en los consabidos esfuerzos que resultan imprescindibles para lograr recuperar la cabeza, cada vez que un ejercicio que requiere demasiada concentración logra alejarnos de este mundo, de esta realidad.

En esta ocasión, lo que me ha arrojado a semejante estado, ha sido una cuestión pragmática planteada por un amigo en mitad de una disertación. ¿Cómo es posible que los plebeyos medievales aceptaran de manera natural el nivel de vida que sus señores les promovían?

La cuestión goza en realidad de gran interés. No se trata en realidad de la interpolación de una cuestión cuantitativa. Se debe, por encima de todo eso, al planteamiento sublime y atemporal de una hecho que desborda semejante consideración en tanto que indirectamente viene a poner de relevancia el que se erige como uno de los asuntos más antiguos de la Humanidad, cual es el de tratar de averiguar el porque de la invariable necesidad del Hombre de imponerse a cualquier precio sobre otros hombres.

Pero el planteamiento de la pregunta no busca la interposición de un ensayo sobre Sociología, y por ello el caer en semejante tentación a la hora de elaborar la respuesta, iría sin duda en detrimento de la calidad de la misma.

Por ello el tema queda lo suficientemente centrado una vez que comprendemos que el viso de la cuestión pasa por hacer entender los desencadenantes que pueden llevar a los hombres de la Edad Media no ya a dominar a sus semejantes; sino más bien a tratar de entender la clase de motivos, o en su defecto de miedos, que resulta imprescindible sembrar en la conciencia, cuando no en el alma de los hombres, para lograr que acepten como buenos comportamientos que son, a todas luces, no ya solo marcadamente injustos, sino abiertamente inhumanos.

Es llegado este momento, una vez logrado el clima contextual requerido, aquel que nos sirve para poder decir que todos sabemos de lo que estamos hablando, cuando podemos comenzar con la descripción de los mencionados ambientes. ¿Cómo se puede hacer comulgar a un hombre con ruedas de molino?

Evidentemente, muy notorios tienen que ser los argumentos que lleven a un hombre poco menos que a renunciar a la condición que le hace digno de semejante calificativo.
Para alcanzar tal extremo, sin duda han de superarse con creces, condicionantes muy elevados.
Primero resulta imprescindible generar una sensación de culpa la cual habrá de proceder de un hecho que habrá de ser cuanto más abstracto y alejado del entorno del hombre, mejor. Así conseguiremos dos cosas imprescindibles, la primera e inexorable, que el protagonista no llegue a comprender nunca suficientemente aquello que en principio desencadena su drama. A partir de ello, será capaz ni tan siquiera de ponerse a diseñar posibles soluciones.
Una vez alcanzado semejante estado, hay que traer a colación, y hacerlo además con el despliegue de parafernalia adecuado, todo un catálogo de males, certezas y amenazas fundamentadas a partir de la legítima consecuencia que se derivaría como consecuencia del no cumplimiento o de la mera refutación de lo anteriormente dicho.
Una vez hecho esto, y con el fin de lograr llenar los huecos que puedan quedar, construyes una legitimación tan abstracta como el problema en sí mismo causado (te guareces tras el paraguas de alguna clase de mitología cuando no re religión vamos), y esperas a que la segunda fase del plan miedo siga su curso.
Y cuando todo esto se ha cumplido, y además te has visto reforzado por los logros a corto plazo, terminas por buscar la redacción de un plan legal que en forma por ejemplo de ley de educación, restituya la cadena de valores aparentemente perdida.

Mi amigo se ha quejado de que en este caso no he hecho mención alguna al consabido efecto que en todos los asuntos de Historia tiene la responsabilidad derivada de la perspectiva.

Es entonces cuando le he dicho a mi amigo que yo hacía tiempo que no estaba especulando sobre ningún escenario hipotético histórico. Hace rato que estaba describiendo la realidad que me rodea.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

lunes, 1 de abril de 2013

BURGOS, 1 DE ABRIL DE 1939.


Que sí, que ya. Que ya sabemos que en este preciso instante, nada más leer la entradilla, los que sigan leyendo el presente se encuentran, inexorablemente, identificados dentro de tres exclusivos tipos de personas:
1.     Los que van a seguir leyendo desde la satisfacción que les trae el recuerdo.
2.     Los que van a seguir leyendo desde el dolor que les causa la memoria ¿histórica?
3.     Los que no saben si seguir leyendo, porque el título no les dice nada, y sin duda el hecho les resulta chocante (jóvenes de menos de 20 años, y demás víctimas de la ESO, en este caso.)

Sin embargo, a pesar de todo, y tal vez de todos, me arriesgaré una vez más a hacer uso de la inmisericordia impía que me proporciona el privilegiado balcón desde el que observo la vida, como observador activo eso sí, para llevar a cabo una descripción somera, de lo que desde el mismo acierto a divisar (ahora por cierto que las procesiones de Semana Santa han dejado ya paso a otra clase de letanías, las de las conversaciones que hacen de la crisis su núcleo, o las de las procesiones de los que dirigen sus pasos hacia las oficinas del INEM, por ejemplo)

He esperado hasta última hora, antes de lanzarme a la redacción del presente, con la esperanza de comprobar hasta dónde llegaban las tragaderas del nuevo régimen. ¿Tendría la osadía de sacar algo alusivo? ¿Tiraría del NODO para pintar de romántico el muñeco? ¿Recuperaría la osadía de los censores bobos, tal y como aquéllos a los que tan brillantemente ha calificado uno de los directores de Informe Semanal?

Pues nada, una vez más, no ha habido manera. De nuevo hemos de comprobar cómo el ¿nuevo? régimen se ofusca renunciando a tratar como sin duda se merece, un hecho de la marcada trascendencia que sin duda merece la redacción del que habría de ser el último Parte de Guerra dictado por el General Franco.

Con el ánimo puesto en hacer de la contextualización histórica un método de racionalización, jamás una excusa para huir de lo pragmático y por ende razonable, acudimos a momentos pretérito cercanos, en por de tratar de encontrar correlaciones y/o elementos de juicio similares, desde los cuales poder acercarnos si no tratar de comprender, el proceder desde el que semejante silencio, adquiere el condicionante gráfico por el que se describe a sí mismo, retratando con todo a los que lo suscitan o abiertamente en este caso promueven.
Es así que, efectivamente, nos viene a la memoria Alemania, los años de la vergüenza, las cifras del horror…etc. En cualquier caso, el recuerdo vivo de otra de las atrocidades cometidas por los que de verdad se creen imbuidos en las sacrosantas fuentes de la razón. (Demonios, otro Paco).

Pero huyendo insisto meridianamente de la trampa que la propia Historia puede sentir tentación de tender ante nosotros, he de manifestar, y así lo hago, que la Política del Silencio tan extrañamente pactada no solo por parte de los que habitualmente hacen mutis por el foro llegados estos extremos; sino la adoptadaza por los que inversamente a lo creíble, no suelen prestarse a tales argucias en tales casos; me lleva a plantearme seriamente algunas dudas que, por peliagudas someto a su consideración.

Así, que Pacos, gatos y otros entes pobladores de la cada vez más densa demografía de la Caverna, se preste a la política del Silencio, es algo que, en cierta manera, es de esperar. Así, no con el ánimo de explicarlo, (comprender el Misterio de la Trinidad es más sencillo); sino de hacer un guiño a la coherencia, podemos decir que el sentirse identificado, vanagloriado con los éxitos alcanzados, y sin duda ponerse blando recordando lo que pudo haber sido y nunca fue, puede casi justificar a los miembros más profundos de la caverna.

He ahí a los integrantes del primer grupo antes argüido.

Pero que los miembros de estructuras, diarios y demás entes aparentemente no adscritos al régimen, libres por ende de las limitaciones neuronales que sin duda supone tener que vestir de lagarterana día tras día la realidad, para que sea digerible. Que esos a los que a diario se les llena la boca de lo mal que está el país, no hayan abierto la boca, aunque solo sea como una mención histórica. A esos, irrenunciablemente a esos, les digo que su actitud me preocupa.
Y me preocupa porque si su silencio procede de la convicción de que algunas cosas es mejor no moverlas, tengo que decirles que entonces, y solo entonces, habremos de reconocer que nos han ganado.
Si por el contrario ni dios abre la boca, a pesar de tener ganas, no quiero ni pensar las consecuencias de tal acto.

He ahí a los integrantes del segundo grupo.

En cuanto a los integrantes del tercer grupo. ¿Qué decir? Solo una cosa. Felicidades para el Señor WERT, el responsable de seguir, cuando no implementar, una larga sucesión de errores en los que es el Sistema Educativo Español ha puesto un gran esfuerzo, encaminado a que ahora, cuando el presente se acerca a su fin, muchos puede que en realidad ignoren de qué estoy hablando.

Para ellos, la siguiente:

En el día de hoy el Ejército Rojo cautivo y desarmado, han alcanzado sus últimos objetivos las Tropas Nacionales.
LA GUERRA, HA TERMINADO.

BURGOS, UNO DE ABRIL, DE 1939.
Año de la Victoria

EL GENERALÍSIMO.

FRANCO.”