martes, 30 de abril de 2013

DEL PARNASIANISMO NO COMO FUENTE DE RESPUESTAS, SINO COMO ÚNICA MANERA DE PLANTEAR LA PREGUNTA.


Es el Parnasianismo una estructura cultural propia del Siglo XIX, que tiene como principal característica la que se deriva de entender la acción propiciatoria del arte, como algo ingentemente válida en sí misma. “El Arte por el mero hecho del Arte”, es la máxima que encierra su esencia, y que en definitiva viene a preconizar la posibilidad de dotar al propio Arte de una característica de necesidad que en términos filosófico-esenciales bien podría decir que la estética, como bien exclusivo y a la sazón único aditamento realmente válido de la confección artística; constituiría en sí misma el único elemento verdaderamente indispensable en tanto que único verdaderamente esencial compositor de toda acción artística.

Aplicada semejante reflexión a los principios que hoy por hoy componen, cuando no definen, nuestra actual manera de concebir la vida política, así como los condicionantes expresos que por otra parte le son propios, bien podría venir a significarnos la comprobación somera del grado de perversión en el que, hoy por hoy, nos hallamos instalados.

Aceptar que el Arte tiene sentido en tanto que tal, bien podría constituir una exacerbación fruto de alguna clase de perversión destinada a destruir en el Hombre todo aquello que le es propio en tanto que confecciona su mundo intangible, constituyendo en esencia su otra realidad, precisamente aquella que no le es accesible a la estética.

Concebir, por otro lado, una política tan ajena al Hombre que no necesita aceptación por parte de éste, cayendo en el error fatal de pensar que la propia Política puede justificarse a sí misma sin necesidad de pasar por el filtro de la utilidad para el Hombre, o incluso llegar a pensar que puede llegar a desvincularse de éste convirtiéndose en un objeto contrario al propio Hombre; se convierte en algo tan absurdo que, a pesar de ello, ya encontramos huellas de intentos semejantes en la Historia, precisamente cuando el ingente Sócrates denunciaba a los Sofistas.

Por eso, cuando el otro día asistimos a la intervención de Soraya SÁENZ DE SANTAMARÍA con motivo de la Rueda de Prensa destinada en principio a hacer comprensibles las medidas tomadas por el Gobierno; conformando lo que a priori habrían de concebirse como la primera de una larga serie de medidas destinadas a terminar con esa lacra estructural que, hoy en día es para España el fenómeno social asociado al INEM, muchos, en realidad estábamos convencidos de estar en realidad asistiendo a una Clase Magistral de Parnasianismo.

Cuando la Política se ve definitivamente desposeída del sentido que la justifica, cual el de lograr orientar la vida y el proceder de los ciudadanos en pos de la consecución de objetivos moralmente aceptables para la mayoría; es cuando comprobamos que el fenómeno de sustitución de la casta política, por el endemoniado grupo de los sofistas, ha comenzado. Y generalmente se trata de un fenómeno inexorable.

Es entonces cuando la retórica viste sus peores galas, para aparecer teñida de mera dicción. A partir de ese momento los discursos pierden su sentido, al verse convertidos en simples retahílas, las cuales bien pueden ser interpretadas desde plasmas, en tanto que su vacuidad adquiera mayor grado si cabe en tanto que ni puede, ni necesita verse afectada por ninguna clase de emotividad.

Tiene además, como tal, el tiempo que le es propio. Surge el Parnasianismo como respuesta al Drama de la Generación del 98, esto es, como concatenación ordenada de conductas y pensamientos que le son propios; destinados a constriñir, en la medida de lo posible, el intenso trauma nacional que la España de finales del XIX hubo de afrontar.

Se trata en definitiva, de un estilo propio para un tiempo de crisis. Se trata por ello de un estilo, inherentemente ligado a la subjetividad del tiempo que nos ha tocado vivir.

Por ello, el abandono de responsabilidades, la absoluta certeza en la derrota, la satisfacción estética como única respuesta; bien podría componer, hoy por hoy, el único bagaje que le queda a este Gobierno a la par que, desgraciadamente, nos anuncia la que sin duda será una larga travesía del desierto toda vez que el abandono estético tiene un serio problema, al tratarse de una concepción subjetiva de una concatenación de efectos solo cuestionables mediante la sensibilidad, tan solo la muerte puede convertirse en elemento substancial de cara a demostrar la exactitud de cualquier análisis que se desee hacer al respecto.

El Parnasianismo nació como oposición manifiesta a Víctor HUGO. Algunos creemos que lo que logró fue afianzar más si cabe su figura.
La actual línea que hoy parece defender el Partido Popular pasa inexorablemente por seguir buscando culpables en la herencia recibida, en definitiva, en el Sr. Zapatero.
Al paso que van, poco falta que recupere la lectura de Los Miserables.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

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