martes, 16 de marzo de 2010

OTRO HOMENAJE A DELIBES,

CASTILLA, DEL PASADO REVOLUCIONARIO, AL PRESENTE REACCIONARIO, PASANDO POR DELIBES.


No ha sido por descuido, nada lo es en realidad, que tardemos tanto en unirnos desde estas humildes líneas, al más que merecido homenaje que se le ha atribuido al recientemente fallecido Miguel DELIBES.


Si en realidad hemos tardado tanto, aparentemente más de lo que la mayoría consideraría convenientemente, ha sido porque, como en el caso de un río, el tiempo, y los aportes de los afluentes, son los que acaban por darle consistencia al mismo, viniendo a colación la paradoja de que, como en el caso de los Hombres, al menos en el terreno cerebral, es precisamente cuando se llega a la desembocadura, es cuando más rico y fuerte se encuentra, siendo por ello más río, o tal vez más Hombre.


Y así, pasados tan solo unos pocos días, pero eso sí, una vez que el ruido de los palmeros ha cesado, es que ahora sí, quiero aplaudir en la distancia, y por supuesto desde la proximidad del tiempo, la obra de vida que escribió DELIBES.

Y digo a propósito desde la proximidad del tiempo porque, a mi entender, los tiempos de Miguel, no se han alejado tanto de los actuales; tal vez porque como se ha demostrado, el mero paso del Tiempo no asegura progreso, o lo que es peor, al darse sólo en el Ser Humano, la experiencia, por sí sola, no garantiza aprendizaje.


Si a alguien le queda todavía duda de lo que digo, diré, a modo de contextualización que, para mucha gente, la imagen que se les viene a la cabeza no es otra que la otro mago, en este caso de la interpretación; la de Paco RABAL, en el papel que este bordó en la adaptación que para el cine se hizo de aquella radiografía que de España fue “Los Santos Inocentes.”

Porque qué duda cabe, para muchos de aquellos españoles que fueron víctima de algo más que del analfabetismo funcional al que me refería el otro día; la única manera que tuvieron de degustar los dellicatessens que DELIBES nos regalaba, fue a través de la labor cultural que por aquel tiempo hizo Televisión Española.


Y es que, qué duda cabe, la imagen de Azarías, Corriendo con su pata renca, cojo por el disparo que le había “regalado” el señorito, es la imagen qué, como digo, tienen en su cabeza la mayoría de los españoles pertenecientes a aquella generación retratada por la obra.

En mi caso, la imagen que me hiela la sangre, y que todavía tiene el poder de soliviantarme, es la de Azarías corriendo para abrir el portón al Señorito, cuando éste, desde el coche, hace sonar insistentemente el claxon de su coche.


Así, una vez que los palmeros han cesado su obra, nos queda la de aquellos políticos que, no debemos olvidarlo, siguen poblando y dirigiendo los destinos de Castilla los cuales, no han tenido ningún escrúpulo en pedirle a su secretaria que les sacara de Internet alguna reseña del autor, más que nada para tener algo de lo que hablar en la Cafetería de Valladolid, de ese mismo Valladolid que ha visto morir al Autor.


Estoy seguro de que, si tienen el valor de profundizar en su bibliografía, sentirán un cierto hormigueo en la espalda en el momento en que comprueben, tal vez con la sorpresa que proporciona la hipocresía, que su lugar en la escena está, sí, precisamente sentados al volante del coche al que hay que abrir la puerta; o tal vez, otra vez, detrás de una escopeta, matando palomas que habrán de ser recogidas por otro renco.


Y así, con estas palabras, explico las anteriores en las que decía que el presente y el pasado, en el caso de Castilla, discurren de manera difusa, pisando una delgada línea, la que separa a aquellos que echan de menos las cacerías, las escopetas, las chaquetas de pana y por qué no decirlo, poder fusilar a algún rojo de vez en cuando; de aquellos que, desde la perspectiva que nos da la distancia en el tiempo, preferimos aportar por la diversidad de una Castilla que, una vez más, como precursora de España, se atreva a apostar definitivamente por el progreso, que es la versión del futuro en la que hace falta trabajar para recoger los frutos.


Luis Jonás VEGAS VELASCO

MARZO DE 2010.