viernes, 8 de marzo de 2013

DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA. DE LA EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO MUJER EN LA HISTORIA.


Resulta de nuevo paradójico, cuando no directamente antinatural, que nos encontremos hoy hilando estos cestos, una vez que ya dijimos lo poquito de lejos que íbamos a ir con esas mimbres, sin embargo, una vez que hemos de asumir el hecho de que hoy en día, y máxime ante ciertos temas, el no posicionamiento indica aceptación; o como dicen muchos todavía por ahí, si votas en blanco en unas elecciones, le estás dando tu voto al ganador, es por lo que necesariamente he de exponerte, en un susurro, lo que opino de todo esto.

Tomando como siempre el acertado hilo conductor que la Historia nos proporciona, la mujer ha supuesto, siempre en lo paradigmática que su relación ha supuesto para con el hombre, causa y motivo en sí misma. La mujer es, por definición, compañera, madre, cómplice fiel y receptiva de los sinsabores del mundo, en definitiva manifestación real de los mejores sueños que sólo un Dios podría concebir.

Así, ya desde la Grecia Clásica, momento en el que a través de “Iliadas” y “Odiseas”, el Hombre como tal da el paso fundamental que le permite trascender del Mito al Logos; la mujer, bien como elemento motivador, véase la acción de Helena como último catalizador de la Guerra de Troya; o como las Eneidas que despistaban a Ulises haciendo embarrancar sus naves en los acantilados, desviándolos en cualquier caso del correcto cumplimiento de su misión; la mujer, así como las diversas formas que ésta adopta desde la Mitología hasta la Historia, no hacen sino manejar de una manera u otra, a veces de manera inconsciente, y otras con absoluto conocimiento, las formas y los designios del Mundo.

Y es que la metáfora es perfecta, y a ningún observador escrupuloso se le puede escapar, el hecho de que deba de ser Helena y su belleza, siendo aquí este atributo utilizado por Homero como elemento simplificador de las relaciones de poder que se establecen entre hombres y mujeres, el detonante de la fricción definitiva que desencadena la Guerra. Una Guerra que, conviene no olvidar, es la metáfora que utiliza el autor para justificar el cataclismo social que da pie al nacimiento de la primera sociedad real con todos los atributos de tal surge en la Historia.
En definitiva, una mujer jugando el papel semidivino de Diosa-Creadora.

En la misma dirección, y con parecidos resultados de paradójicos y resolutivos, se muestra la relación de Ulises el cual, parte hacia su misión abocado por una mujer, de nuevo la mujer como detonante de la acción motriz y resolutiva del hombre, y verá como esta misión está a punto de fracasar por la acción rutilante de otras mujeres las cuales, con un formato infernal (no lo olvidemos la otra forma de divinidad), enfrentan la virtud (Dios), a sus rivales, los vicios (demonio)

Se consolida así con ello la primera imagen real de la dialéctica por excelencia que mueve al mundo, la mujer creadora en su dilema de la relación social para con el mundo.
Resultado final de esta dialéctica, la fuerza definitiva que impulsa al Mundo.

Así, dioses y demonios, mujeres y hombres, jugamos nuestro papel en el mundo. Cada momento tiene su lugar, y por ende, su lucha. El momento actual, la vivencia por parte del hombre de la falsa convicción de su preponderancia en su relación para con la mujer.

Pero de eso hablaremos luego.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.



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