martes, 28 de octubre de 2014

DEL SISTEMA DIGESTIVO A LOS TRAGONES, ÚNICA MANERA DE ENTENDER LA ACTUAL VIGENCIA DEL “PANZISMO.”

Al igual que ocurre con la digestión, que a menudo suele confundirse con el proceso desarrollado en el Sistema Digestivo, del que se obtienen desde recursos destinados a promover el desarrollo material del organismo, hasta por supuesto energía; viene a ser lo que en la actualidad está ocurriendo con la Política es decir, una suerte de confusión destinada a fraguar en nuestro inconsciente, una vez que nuestro intelecto se ha batido en retirada, por la que el engendro que pulula por nuestra realidad ha de responder a la verdad que antaño supuso una actividad otrora respetable.

Siguiendo con el paralelismo, bien podríamos venir a decir que la notable acumulación de residuos, procedentes sin duda de un dieta no pobre, cuando sí más bien desequilibrada, ha gestado un grado de colapso que viene a materializarse en la constatación de un organismo enfermo. De un organismo en el que la obesidad ha hecho presa.

Entendemos así que el Sistema Digestivo, integrante imprescindible del organismo, lleva a cabo de manera correcta su labor, cuando de ésta se desprende la clara y óptima obtención de nutrientes a saber, elementos naturales destinados a proporcionar bien substancias destinadas al desarrollo corporal, bien energía.
Sin embargo existe también una tercera vía. Así, hace relativamente poco ha entrado en escena la fibra. Es la fibra un ente propio. No responde a los componentes de definición de los nutrientes, al no aportar ninguno de los elementos básicos que sirven para definir correctamente a éstos, y sin embargo de muestra como imprescindible para garantizar el buen estado general del Aparato Digestivo. En definitiva, es lo que garantiza que el sujeto ciertamente va a ser capaz de tragarse lo que le echen.

Por ir centrando, y lejos en mi ánimo el dar lugar a confusión llevando a nuestros lectores a pensar que se han equivocado de lugar, diremos que este país se muestra, hoy por hoy, incapaz de digerir más mierda.
Nuestros gobernantes, en un ejercicio solo comparable al que lleva a cabo un nutricionista borracho, se muestran incapaces de diagnosticar la patología que día tras día arrastra a este organismo hacia lo inexorable de la muerte. Lejos de entender el grado de putrefacción que se esconde por los rincones al ser literalmente imposible evacuarla; se limitan a promover modificaciones superficiales en la dieta, asumiendo con ello su incapacidad manifiesta de cara a lograr un correcto diagnóstico de una enfermedad que ya parece sinceramente incurable.
Lejos de asumir tal cosa, lo que implícitamente se correspondería con asumir su responsabilidad, se limitan a introducir nuevas dietas cuyo denominador común pasa por el continuo aumento de la cantidad de fibra a consumir. Será tal vez porque la ingente cantidad de heces acumuladas hace imprescindible su eliminación.

Y así es como, en definitiva, un organismo que necesita cuando menos de un internista, ha de contentarse con los cuidados, (quién sabe si a lo sumo paliativos), de un cuerpo de médicos especializados en cirugía estética. ¡Ya que ha de morir, que al menos, muera guapo!

En una palabra, y por cerrar de manera implícita el vínculo entre lo metafórico y lo real; haciendo bueno el dicho según el cual a veces lo escatológico redunda en la salud del cuerpo. Señores, en lo que a éste concierne, se pueden ir todos a la …



Luis Jonás VEGAS VELASCO.

lunes, 13 de octubre de 2014

EL SISTEMA SE DESMORONA. LA PRUEBA, EL ATRONADOR SILENCIO QUE LO ENVUELVE TODO-

Poco a poco y a medida que el tiempo, garante justiciero, hace su trabajo, solo una cosa queda clara. De manera cada vez más evidente, el imparable volumen de intoxicación del que estamos siendo victimas, no sirve sino para poner de manifiesto lo tercermundista, chabacano y por qué no decirlo, barriobajero del estado de las cosas, tal y como éstas se muestran para cualquiera que goce todavía hoy  no ya de la fortuna de una visión objetiva, sino que más bien basta con que goce de la capacidad de ver.

Resulta así que sin ni tan siquiera mirar, basta como digo con poder ver; podemos toparnos con la certeza de la sinrazón que supone el tener que comprender (ni me imagino los esfuerzos que habrá que realizar para poder explicarlo,) cuestiones tales como las que acompañan al hecho de que a día de hoy no se haya procedido al cese, puesto que la dimisión resulta ya un trámite demasiado honroso, tanto de la Sra. Ministra de Sanidad, como por supuesto del Sr. Consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid.
Semejante petición, que hasta hace unos instantes podía constituir un ruego, se convierte desde este mismo momento en una necesidad toda vez que de la interpretación atenta que a menudo hacemos de los que denominamos pilares básicos sobre los que no lo olvidemos ser apoya nuestro modelo cuando no nuestro sistema, podemos extraer principios muy esenciales entre los que destaca por ejemplo aquél según el cual tanto ello como por supuesto sus funciones, desarrolladas siempre bajo la tutela del marco representativo en el que permanece envuelta toda su labor, hace que perfectamente podamos inferir de las mismas tanto las responsabilidades suficientes, como por supuesto en el caso que nos ocupa las responsabilidades directamente vinculadas; derivándose con ello sin necesidad de hacer uso de una excesiva extrapolación, la más que evidente conclusión en base a la cual la firme petición de dimisión no es una cuestión sujeta al arbitrio, sino que más bien hoy por hoy resulta una necesidad sujeta al ejercicio responsable en pos de mantener la salud democrática.

Semejante conclusión, a cuya participación, o en su defecto a su retracción, se llega de forma aparentemente evidente, parece no obstante no formar parte de las prioridades del Gobierno, pareciendo por ello lógico el que no alberguemos demasiadas esperanza a semejante respecto en los próximos días.
Sin embargo, no habiendo perdido un ápice de confianza ni en lo concerniente a la validez del argumento, ni por supuesto en lo adecuado de la línea de razonamiento empleada la cual nos empuja de manera irremediable a tales conclusiones; lejos de incurrir en contradicción, aumento el grado de las conclusiones afirmando como hecho necesario el que el propio Gobierno ya ha llegado por sí mismo no solo a estas conclusiones, como sí incluso a otras de mayor calado y gravedad al albor de las sin duda más intensa información que por sus canales y conductos oficiales fluye.

¿Resultaría pues extravagante, cuando no confabulador, hipotecar el futuro político de estas dos personas a una suerte de cortafuegos destinado a proteger la integridad de todo el Equipo Presidencial a la vista del grado de incompetencia que parece constatarse como el denominador común a la hora de valorar el alto grado de ineficacia desde el que se ha manejado toda la actual crisis?
¿Poner al frente del recién creado Gabinete de Crisis a la Sra. Vicepresidenta del Gobierno es, además de todo un jaque mate a Ana Pastor, asumir que estamos ante la última línea de defensa, por supuesto en lo que a decisiones políticas se refiere?

Si bien es cierto que tanto ésta como otras y similares preguntas sin duda habrán de esperar días, cuando no meses para ser no ya respondidas, sino simplemente formuladas; solo una cosa parece ser cierta. La irreparable realidad en la que vivimos, ofrece pruebas cada vez más incontestables destinadas a inferir lo absurdo e irreal del mundo en el que vivimos. Un mundo soñado más que vivido, en el que la práctica totalidad de sus componentes, incluyendo por ende los más profundos y valiosos, dejan ahora al descubierto su verdadera naturaleza. Una naturaleza hecha de cartón-piedra, alimentada desde la arenga cuando no desde la farfulla y la mentira, que lleva en su interior y como respuesta natural el silencio expreso que hace cuando debilitado por la humedad, se viene abajo arrastrando como a títeres en un corral de comedias carente de gracia a todos y cada uno de sus integrantes, sin hacer excepciones, sin conceder clemencia.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

lunes, 6 de octubre de 2014

¡FELICIDADES! SI QUERÍAIS VUESTROS TITULARES, DE NUEVO, LO HABÉIS CONSEGUIDO.

Enhorabuena. ¡Volvéis a ser los primeros en algo! De manera absolutamente objetiva, esto es, carente de cualquier interpretación, como Gobierno del Partido Popular pasaréis sin duda a la Historia como el Gobierno que trajo “La Peste”” a Europa.

Sí, la peste. Y si en aquella ocasión cabía la duda de su procedencia, de su origen, en el caso que hoy nos ocupa no cabrá lugar a la duda. Así, la acción directa de un Gobierno empeñado no tanto en poner a salvo a conciudadanos, como sí más bien en crear cortinas de humo encaminadas a salvaguardar su maltrecho honor, tendrá consecuencias. Consecuencias que como todo el mundo sabe solo serán perceptibles a partir del análisis histórico, esto es, una vez que la perspectiva nos permita ser consciente de la verdadera magnitud que éste, y posiblemente futuros casos, tengan o lleguen a alcanzar en realidad.

Pero sin dejar concretamente que el caso trascienda, o lo que es lo mismo que el paso del tiempo haga caer sobre él la capa de pátina con la que los ya demostrados irresponsables que nos gobiernan cubren todo lo que tocan, o sea, con la que cubren todo lo que no les interesa, hago en este caso mención instantánea de la duda que desde hace horas me llena de estupor, cuando no de franca indignación, la cual se traduce en una mera pregunta: ¿Cómo es posible que a estas horas la estructura fundamental del Ministerio de Sanidad siga intacta?

Enumerando sin pasión los acontecimientos, diremos que tal y como reitero siguiendo protocolos no sanitarios, sino de interés político, el Gobierno de España prefirió ponernos, tal y como ha quedado finalmente demostrado, a todos en peligro, con tal de por un lado, salvar a uno de los que sin duda forma parte de su campo semántico; obteniendo además como corolario la recompensa de distraernos durante unas horas de conductas y comportamientos que en cualquier otro lugar hubieran tenido consecuencias no de horas, sino casi eternas.
Pero aquí, verdad Sra. MATO, somos más chulos que nadie. Y tal y como decía VÁZQUEZ DE LA CUADRA, el español muere en el mundo, pero yace en España.

Y nos trajimos a nuestros curas. Y afirmamos que nadie corría peligro ¡faltaría más! Y vimos cómo se morían ¿Para mayor gloria de dios?...

Y al final, quién sabe si como castigo divino, o como muestra del espacial sentido del humor que algunos le achacan al altísimo, hoy, ni dios puede de verdad decirnos cómo, dónde, o porqué estamos donde estamos.

Hoy, de nuevo, Europa vuelve a poner el foco en España. El Ébola ha entrado en Europa, y no ha sido por medio de un inmigrante ilegal. Ha sido por medio de alguien sobre quien, al menos en apariencia, se estaban tomando todas las medidas. ¿De verdad alguien puede reprocharme el estar no ya nervioso, sino francamente indignado?


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

martes, 23 de septiembre de 2014

DEFINITIVAMENTE, SOLO EL PENITENTE PASARÁ.

Vivimos, qué duda cabe, en un mundo extraño, diferente…siempre cambiante. Un mundo en el que el ayer se tacha de histórico, y donde el rigor se castiga con la ultranza. Un mundo en el que vemos bien que los Ministros se encomienden al Altísimo, y en el que en el interior de las Carteras Ministeriales conviven sin altisonancias La Biblia con La Constitución, y las reformas legislativas con El Misal de "Los Jerónimos."
Un mundo en el que a base de ponernos las cosas difíciles, hemos llegado a hacer insoportable la propia vida. ¿Alguna duda en relación a la certeza de lo dicho? Quien la tenga que sopese con rigor las implicaciones paradigmáticas que van ligadas al mero hecho de vivir en un mundo que se ve capacitado para legislar sobre la vida.

Porque más allá de que a estas alturas yo me encuentre entre los que jalea sin el menor lugar para la duda la dimisión del ya a estas horas Exministro de Justicia; lo cierto es que una vez pasados los no más de diez segundos que me permito para dar rienda suelta a mis emociones, lo que a partir del segundo once llena mi cabeza es la preocupación que va vinculada al hecho, expresado en este caso bajo la forma de la Ley que ha ejercido de lápida tan pesada como el propio mármol, y que ha hecho buenos una vez más los condicionantes propios implícito en la tan traída y llevada Crónica de una Muerte Anunciada.

Porque toda vez que hoy no es todavía momento para llevar a cabo los análisis políticos que del hecho en tanto que tal, habrán de ser devengados. Una vez que dejemos como digo transcurrir algunas horas convencidos de que, para muchas cosas se procede mejor con el cadáver frío: lo único cierto es que a estas alturas lo que mayor desazón preconiza mi alma, es el que procede de comprobar que, desafortunadamente, perdemos, ¡y ya son innumerables las veces! otra ocasión de aprender alguna suerte de lección estructural.

Porque verdaderamente, no tanto la existencia, como sí más bien el análisis de la trayectoria política del, a estas horas insisto ya Exministro de Justicia, resuena en nuestros oídos, habiendo de extraerse de semejante retumbar parecidas connotaciones a las que, al menos según el título de las consideraciones morales, habrían de extraerse de la lectura de elementos tales como los que se hallan implícitos y por qué no, explícitos, en algunas de las Grandes Obras Compuestas por la Humanidad, entre las que sin duda podemos extraer los Textos Canónicos, resaltando por proximidad y concomitancia, los en este caso vinculados a la Religión Cristiana, según el Rito Católico.

Han de ser, evidentemente canalizados nuestros afanes en esa sórdida dirección, toda vez que solo adentrándonos en los caminos del dogma, terreno religioso por antonomasia, será donde albergaremos la mínima esperanza de poder llevar a cabo un ejercicio hipotético-deductivo, encaminado a encontrar respuestas terrenales a un asunto tan aparentemente propio como debería de ser el de las cuestiones vinculadas a la Vida, en tanto que el análisis de la realidad nos hace chocar una y otra vez con la desazonadora certeza de comprobar hasta qué punto la Sociedad ha delegado semejante responsabilidad en toda una suerte de catarsis encaminada a arrebatar al Ser Humano aquello que debería ser lo más propio, a saber el conocimiento de sí mismo; arrojándolo por otro lado a un pozo sin fondo cual es el de las interpretaciones vinculadas al trasfondo místico-religioso.

Porque puede ser a partir de aquí, desde donde podamos empezar a centrar el asunto, dirigiendo nuestra atención sobre cuestiones tales como la de saber si el Sr. GALLARDÓN a manejado este y otros asuntos desde un perfil propio de un político, o si por el contrario como ciertamente pensamos algunos, lo ha manejado pensando más con la parte del cerebro destinada a procesar las emociones, lugar donde sin duda se dan los protocolos propios del quehacer de la Religión, el Mito, y cualquier otro vestigio que de nuestros antecesores evolutivos podamos llegar a rastrear.

Porque sin necesidad ni tan siquiera de entrar en disquisiciones peliagudas, mucho antes incluso de tener la menor necesidad de albergar un razonamiento lógico lo suficientemente apegado a la verdad como para poder extractar del mismo una sola consecuencia política; lo cierto es que antes de todo eso, yo me dejo arrastrar por esa misma parte del cerebro, para desde la pasión festejar sin la menor muestra de limitación vinculada al recato, cuando no al pudor, la salida de GALLARDÓN del actual Gobierno.

Y lo hago, porque más allá de la imposibilidad de coincidir con una sola de las decisiones que han marcado su etapa al frente de la Cartera de Justicia, lo único que a estas alturas he sacado en claro a tenor de su proceder, es la sensación que me embarga cuando identifico el flujo de emociones que una vez más sus acciones han despertado en mí. Un flujo de reacciones que traducidas al campo de lo objetivo se vinculan con la desazonadora certeza de que hasta el final, nos ha estafado.

Nos ha estafado, ahora ya en Pretérito Perfecto, el tiempo propio de la acción acabada. Aunque si bien la acción, entendiendo genéricamente como tal el cúmulo de desgracias en el que se ha transformado el que supone bagaje de su acción de gobierno, lo cierto es que habríamos de cambiar la forma a un continuo, tiempo propio de acción en desarrollo o ejecución en tiempo real, toda vez que las consecuencias de las decisiones tomadas a lo largo del tiempo que ha estado el frente de Justicia, retumbarán en nuestros oídos durante mucho tiempo, esperemos cuando menos que sea éste un tiempo no vinculado al de la supervivencia de sus colegas de fechorías al frente del Consejo de Ministros del Gobierno de España.

Porque sí, ahí subyace la treta máxima, el ardid por excelencia. Decía San Anselmo de CANTERBURY leído dicho sea de paso en su vertiente más prosaica, por ende menos vinculada la tentación dogmática; que el mayor logro de Satán pasa por haber logrado inspirar en el Hombre la duda sobre su posible existencia…”

Que nadie se sorprenda. En parecido rango epistemológico sitúo yo a los que todavía hoy afirman que GALLARDÓN es, probablemente, el menos cavernario de cuantos integran el actual Gobierno.

Es por ello que solo una cuestión me queda para ir cerrando. La que pasa por afirmar que por el bien de todos, bastará nos dejes con la mitad de la paz que te llevas.


Luis Jonás VEGAS VELASCO.

martes, 9 de septiembre de 2014

EL QUE ROMPE PAGA, Y SE LLEVA LOS VIDRIOS

Porque de lo que a estas alturas a todos nos queda claro, es que sin el menor género de dudas, alguien habrá de correr con los gastos.
Sin embargo, aprovechando que el cadáver está caliente, lo cual nos faculta a los macabros para llevar a cabo interpretaciones incluso churriaguescas, a la espera de que la autopsia aporte datos científicos, privándonos así del placer de practicar el otro deporte nacional, a saber el poner a parir al muerto antes de que su último paseíllo oficial lo eleve definitivamente al estado de miembro de la Tribu de los Justos de Abraham, lo que se alcanza como por todos es sabido cuando en el velatorio alguien abre la veda con el consabido; ¡ciertamente, qué buena persona era!

Luego viene ya, de manera descarada y no por ello menos atroz, la lista de apologías. Aunque sin duda, yo me quedo con el nunca suficientemente trillado ¿Por qué te llevas siempre a los mejores?

Sin embargo, cuando este desarrollo ha de llevarse a cabo vinculado a un político, más si cabe cuando se hace no por haber caído en desgracia, sino que como en este caso se hace precisamente, en previsión de la misma, lo cierto es que del análisis de anteriores casos, procedentes éstos por supuesto del extranjero toda vez que aquí como sabemos, no dimite ni dios; lo cierto es que hemos de concluir que la elección de los tiempos, no solo de las formas, resulta poco menos que igual de importante.

Dicho lo cual, ¿Cómo se le ocurre a la Sra. BOTELLA elegir precisamente este día para dejar de andarse por las ramas? ¿Dónde estaban hoy sus asesores? Y no, no me sirve la excusa de que eran los mismos que hicieron campaña (tranquilos, no electoral) sino por MADRID 2012, 2016, 2020… Creo que esos fueron condurados, después de hacerles mención expresa de lo recomendable que resultaría vender los terrenos donde habría de ubicarse el proyecto estrella. El que comenzaba con Euro, y acababa por Vegas.

Y es que a medida que pasan las horas, y el cadáver se va, ciertamente enfriando, lo cierto es que vemos llegado el momento de comenzar con los análisis sosegados. Comenzamos pues, como es tradición, una fuente muy obvia a la hora de considerarla adecuada para este tipo de personas; con las loas que te dedican los amigos. Así, interrogado en los pasillos del Congreso un ¿sorprendido? Carlos FLORIANO, en relación a la vicisitud que hoy nos aflige venía a decir que sin duda: “Ana BOTELLA pertenecía a esa clase de Políticos que sin duda habían sido maltratados por su pueblo en la medida en que no habían sido capaces de entenderla.”
Sin entrar en muchas valoraciones, lo único que podemos decir sin caer en los giros de maldad a los que la declaración sin duda se presta, es que efectivamente, entender a la Sra. BOTELLA ha sido algo verdaderamente complicado.

Dado que con los amigos no hemos tenido especial suerte, acudamos pues a los enemigos. Así, entre los mencionados, inmersa en la carrera, qué duda cabe, y superando por varios cuerpos a todos sus oponentes, Esperanza AGUIRRE encontraba un instante entre navajada y navajada a los jueces, para dejar claro que “Respeta la decisión de Ana BOTELLA porque si algo ha demostrado Ana a lo largo de su (¿dilatada?) carrera política, es que sus decisiones siempre están orientadas en la búsqueda de lo mejor para el Partido Popular.

Cansado de la sin duda sucesión de misterios que envueltos en enigmas han dado lugar a malas interpretaciones en esta sinrazón en la que sin duda se ha convertido el mundo desde que a media tarde (a la hora no del “relaxing cup” sino del café (otro error en lo concerniente a los tiempos); se ha hecho pública la decisión tomada por BOTELLA DE NO CONCURRIR A LAS ELECCIONES DE MAYO, sólo me cabe una pregunta: ¿Supone esto el fin de la “Era de los Baby-Saurios? Y de ser así: ¿Trasladaremos el Parlamento al Museo de Historia Natural?

Sin embargo, por hacer honores, habré de romper una lanza, no, por BOTELLA, sino por sus asesores.
Así, en el aniversario del nacimiento de León TOLSTÓI, lo cierto es que nadie puede preocuparse a la hora de presagiar un desliz conceptual. Tranquilos pues, Anna KARENINA bien puede estar considerada como una obra culmen del Realismo. Más bien al contrario, el balance de la legislatura desarrollada por la Sra BOTELLA bien podría llevarse a cabo corriendo el riesgo de ser confundida con la crónica de una actuación protagonizada por los Hermanos TONETTI.

Sin embargo, desde el ánimo constructivo que últimamente preside el ánimo de los políticos integrantes del Partido Popular, me dispongo a promover una loa en pos de tener la fiesta en paz. Así, el anuncio efectuado por Dª Ana BOTELLA en consonancia con su firme voluntad de  no concurrir a las próximas elecciones de mayo, nos libra a todos de comprobar los errores que se derivan en este caso de incurrir en un nuevo error.

¡Al menos podrá decir que nunca perdió, (ni ganó) unas elecciones! Otro caso digno de estudio que España propone para los politólogos del futuro.



Luis Jonás VEGAS VELASCO.


Displaying un par de hostias.jpg

martes, 15 de julio de 2014

DE LA CERTEZA DE QUE SE SIENTEN CON FUERZA…

Me sumerjo un día más en la noche, sorprendido por la necesidad cada vez más acuciante que el día, o tal vez el exceso de horas de luz, me obligan a buscar con verdadera ansiedad no ya la sombra, cuando sí abiertamente la oscuridad.
Siguiendo cuando no la misma sí al menos parecida preconización, la sucesión de acontecimientos, veladamente ordenados en pos de confeccionar lo que hemos dado en llamar suerte de realidad, nos sirve tan solo para constatar esa otra certeza en base a la cual, la existencia de un mayor flujo de información no nos convierte en una Sociedad Culta. A lo sumo, nos lleva a formar parte de lo que podríamos decir una forma de Sociedad más  informada.

Así y solo así, podríamos acertar a hilvanar los hilos de lo que más pronto que tarde, habrá de ser el manto que hayamos de vestir todos aquéllos que quieran segur siendo definidos como Hombres de Bien o si se me apura, auténticos patriotas. Un manto monocromo, en el que como en el caso de las arpilleras recordadas por nuestros antepasados, el trenzado del hilo es vulgar, monocorde y tedioso. La metáfora se vuelve entonces cristalina ante nuestros ojos. Los tiempos de la belleza pasaron. Han sido sustituidos inequívocamente por los de la productividad.

Alejados de la sutileza romántica que proporciona el estado de embriaguez esto es, absolutamente borrachos; los integrantes no ya de España, sino más bien esos que integran la comunidad que identifica y clasifica a sus individuos en función de cómo éstos se posicionan respecto del gran denominador común, a saber, la crisis, cada vez va quedando más claro que solo como digo el morir presos de los efectos de los licores de Baco, hará bueno el pronóstico de aquéllos que como en Stalingrado dijeron que todo estaba bien, cuando al VI Ejército Alemán apenas le quedaban horas para ser definitivamente aniquilados.
Como en aquel momento, hoy también hay gente dispuesta a decir que todo está bien. Aunque lo realmente indignante pasa por comprobar que efectivamente, sigue habiendo mucha gente dispuesta a creérselo.

Como en enero de 1943, para cualquiera que no fuera sordo necesariamente era evidente el penetrante ruido que producía la caída del intenso bombardeo que la artillería pesada soviética estaba lanzando sobre las ya exiguas defensas alemanas apostadas, no cabe duda que con la orden de morir, en el interior de la ciudad.
Como en aquel entonces, las órdenes procedentes del Alto Estado Mayor, decoradas con la interpretación que desde Berlín se hacía del asunto, servían para que el ruido proferido por los Órganos de Stalin, fuera por muchos efectivamente confundido con música para bailar.

Insisto, hoy, al igual que entonces, no nos faltan voluntarios para, en pos de la arenga, y rescatando el otrora olvidado don de la farfulla, inducir en todos nosotros una forma de estado mental cuyo mayor dificultad pasa inexorablemente por inducir en nuestra mente, y cuando esto no sea posible, en nuestras emociones, un estado condicionado que, siguiendo con el paralelismo elegido, haga digno de ser fusilado a todos los que no piensen como el líder ordena. Uno de los motivos que más pronto que tarde nos conducirá al calvario: Proferir mensajes derrotistas.

Surge así una nueva versión de la Visión de las Dos Españas. A un lado del cuadrilátero y, evidentemente con calzón azul…¡La España del PP! Una España ágil, formada en mil batallas (no lo olvidemos desde Brunete hasta El Ebro) y que preconiza la consolidación de un modelo de crecimiento cuyos efectos no son ya visibles precisamente por los obstáculos que ponemos quienes, por ejemplo, no disfrutamos directamente con el boxeo.
Y en el rincón contrario, vistiendo calzón multicolor (en consonancia con la multitud de fuerzas que han colaborado en su confección.) ¡La España de la Izquierda. Una España que, pese a quien le pese, aparece ya noqueada antes incluso de iniciarse la confrontación.

El Tiempo, como gran variable, emerge entonces para proporcionarnos una manera de perspectiva adecuada. Una perspectiva que hace que los que se lucran en este caso con los negocios que surgen a la sombra del combate, y entre los que por supuesto podríamos citar a los marchantes de apuestas, decidan que hay que añadir más interés a la velada.
Así, el que se suponía iba a ser el combate estelar, y que enfrentaba a dos pesos medios (elecciones autonómicas con elecciones municipales), se ve para su desgracia relegado a un segundo plano. ¿La causa? Lógica para quienes, insisto, manejan los tiempos: la mesa parece preparada para la disputa de un combate por los Pesos Pesados; las elecciones nacionales.

Y como el saber popular resulta aplicable incluso a aquellos que no disfrutamos con el boxeo, bien podemos decir que resulta viable encontrar un lado bueno. Se acabaron por un tiempo las medidas restrictivas. En una palabra, se acabaron los recortes.

La causa, La certeza de que se sienten con fuerza…¡Con fuerza para repetir!



Luis Jonás VEGAS VELASCO.

martes, 24 de junio de 2014

DE CUANDO LA RESIGNACIÓN DEJA DE SER UNA VIRTUD, PARA CONVERTIRSE EN LA MAYOR DE LAS FALACIAS.

Pasan los días, pero en realidad el tiempo no transita. La realidad, solo más contumaz que torticera, se opone con su irreverente resquemor a permitir que los graznidos de las aves de mal agüero puedan, con su sempiterno revolotear, arrebatarle el instante de gloria, el que pasa por hacer bueno el dicho según el cual, todo sistema complejo, en caso de permitir que evolucione aislado, es solo competente para empeorar.

Después de haber pasado como Brad PITT, siete años no en el Tíbet, sino inmersos en este periodo propenso solo al ostracismo político, a la desidia moral, y por supuesto al resquemor económico que identificamos de manera concreta como crisis. Llegado este momento parece que el último refugio, la última lanza, habría de quebrarse cuando no haciendo bueno todo el esfuerzo realizado, o lo que es lo mismo, amparando cuando menos la larga lista de barrabasadas que, amparados de parecida manera por la oscuridad que el fenómeno de la crisis ha planteado, nuestro Gobierno se ha esforzado por aprovechar, sometiéndonos a triquiñuelas unas veces, y colándonoslas sin más en otras; hasta configurar el denso a la par que incomprensible tablero en el que han convertido todos los espacios en los que a estas alturas se desarrolla el juego.

Todo esto, por antipático, complejo y hasta en el peor de los casos mal sonante que resulte, ha saltado literalmente por los aires en el momento en el que una variable, no por periódica en apariencia menos capaz de sembrar el caos, ha hecho acto de presencia.
La irrupción en la ecuación del virus electoral, ha modificado de manera evidente a la par que definitiva la composición de todas y cada una de las combinaciones que hoy por hoy, podían presagiarse desde la óptica que al menos en apariencia se generalizaba bajo la perspectiva de promover el bien común.

Llegado este momento, la ficción que hasta este momento se mantenía, y que nos llevaba entre otras cosas a creer firmemente, no porque la confianza en nuestro Gobierno fuera realmente intensa, cuando sí más bien porque verdaderamente lo necesitábamos; se ha quebrado para siempre.
Y la verdad, o por ser más precisos el brutal choque que contra el concepto de la verdad nos hemos llevado, se pone de manifiesto ante nosotros en todo su esplendor cuando comprobamos una vez más que, la aproximación del llamado periodo electoral, actúa no ya como catalizador, sino más bien como reactivo en las reacciones que nuestro Gobierno tiene pensado llevar a cabo de aquí a la próxima cita electoral, aunque para ello se vea obligado a ¿mentir? Reposicionando hasta lugares más cercanos a lo residual ideas, principios y cánones que hasta hace apenas unas horas justificaban no ya el sufrimiento del Pueblo, cuando sí más bien lo reconducían hasta límites cercanos a los del Sacrificio Mitológico.

Deteniendo nuestro objetivo unos instantes simplemente en la variable cuantitativa, podemos observar sin que para ello hayan de entrar en juego grandes capacidades analíticas, que los recientemente celebrados Comicios Europeos, han supuesto para el Sr. RAJOY y por supuesto para su recua, también conocida como Gobierno, la primera cita electoral a la que han tenido que enfrentarse desde que accedieron, digámoslo sin tapujos, al poder.
Tal consideración, a la vez que una obviedad, encierra otra cualitativamente  no más alejada de lo expuesto, y cercana por ende a los procesos de Perogrullo, a saber, la que pasa por entender que a partir de este momento, la veda se abre en la más amplia acepción de la palabra.
La lista de Compromisos Electorales a los que la recua ha de enfrentarse a partir de ahora es tan numerosa, que su mera constatación provoca por si mismo, vértigo. Añadamos ahora pues no ya el ingrediente que históricamente se resume en la máxima de que el poder corrompe. Demos mejor traslado al prisma desde el que las acciones del Gobierno, obligan al Partido Popular a preparar cualquier cita electoral. Manolo el de El Bombo tiene, incluyendo el fiasco de La Roja, más posibilidades de movilizar adeptos, que el Sr. Presidente de pedir a los cerca de dos millones de desertores del PP  que han abandonado a su partido en Las Europeas el que vuelvan.

Por ello, si lo creéis oportuno, podemos declarar llegado el momento de echarnos unas risas, y retomar el punto que líneas arriba dejábamos un tanto desasistido, que pasaba por considerar que tanto el Gobierno, como todos los legítimos integrantes de la caterva de la casta, hacían lo que hacían, incluyendo por supuesto lo de exigirnos el cumplimiento con unos recortes que nos han llevado a confundir el ya de por sí complicado ejercicio de vivir, con protagonizar una larga travesía del desierto; motivados por un verdadero afán de Justicia Social.

Superado el partidismo, y sumidos en un proceso inherente de justificación social que pasa por asumir que la superación del presente que nos ha tocado vivir requiere inexorablemente de no perder ni un instante en refriegas de menor calado; lo cierto es que hay ciertas conductas, cuando no ciertos menesteres desarrollados por el Gobierno, si no por alguno de sus integrantes, que se dan de cabezazos para con semejante línea de actuación.

Así, acciones como las desencadenadas en pos de obtener el visto bueno de la mal llamada Reforma Fiscal, no viene sino a conducirnos en la línea no ya de que las citas electorales permitan al político adoptar funciones de trilero, haciendo del engaño manifiesto su único ley motiv, cuando sí más o incluso que lo único que albergan en su oscuro catálogo de intenciones va poco más allá de su pera permanencia cerca del poder.

Perdido definitivamente el rumbo, Ética y Moral saltan definitivamente por la borda.
Llegado el momento del sálvese quien pueda, yo ya echo de menos a ciertas ratas que, efectivamente, ya han comenzado a abandonar el barco.



Luis Jonás VEGAS VELASCO.

martes, 10 de junio de 2014

DE DORIAN GRAY A LOS SELFIES, PASANDO, OBVIAMENTE POR LOS ESPEJOS.

Resulta curioso comprobar una vez más cómo una de las paradojas que más efectos secundarios tuvo para la especie humana, la cual se pone de manifiesto cuando analizamos la premisa en base a la cual todo individuo está capacitado para hacerse una primera impresión de todo aquello que le rodea, le lleva a constata que está igualmente de manera natural incapacitado para verse a sí mismo. Semejante constatación nos lleva una vez más hoy,  a pesar del tiempo transcurrido, a traer de nuevo a colación la terrible certeza que supone comprobar el pavor que a menudo el Hombre puede causarse a sí mismo, cuando reconoce su imagen, que no a si mismo, en una lámina de mica, o en el espejo de la superficie de un lago de montaña.

Abandonando aunque sea solo por unos instantes el enojoso mundo de las paradojas, resulta en parecida línea preocupante el hecho de que sea el Hombre el único animal capacitado para llevar a cabo aquello que a título particular denominamos hacerse una idea de sí mismo.
Lejos en nuestro ánimo el desencadenar un debate en relación a si los métodos que el mencionado emplea para desarrollar semejante tarea son o no justos, de lo que no cabe la menor duda es de lo complicado que puede llegar a ser no tanto el decidir en este caso cuando se actuará o no de manera correcta (la moral, como juez supremo a todos los efectos está sometida a un proceso de adaptación, de cambio en cualquier caso) lo que nos conduce de manera muy relevante a tener que plantear la oportunidad de introducir en la cuestión una nueva variable la cual bien podría estar supeditada a la cuestión de si cabe o no albergar la más mínima esperanza de encontrar en la Cultura (entendida obviamente como reflejo real de la conducta del Hombre) algo que verdaderamente haya permanecido inalterable, y tenga en consecuencia posibilidades de seguir haciéndolo.

Sea como fuere, lo que a todas luces parece quedar fuera de debate, es la cierta capacidad que el individuo tiene de reconocerse, ya sea en las conductas propias, como incluso en las de las demás.
Es de tal reconocimiento, de donde se extraen imperiosamente los criterios o pautas destinados a albergar en cualquier caso la esperanza de poder presagiar, de hacer previsibles, ciertos rolles cuando no ciertos modelos de comportamiento siempre gracias a los cuales podemos anticiparnos a las respuestas que se esperan de nuestras conductas, diseñando así de manera concienzuda verdaderas tácticas sociales, destinadas de manera casi exclusiva a sentirnos cómodos dentro de una determinada sociedad, de la que nos sentiremos partícipes y para la que actuaremos como actores consecuentes en la medida, obviamente, de que ésta resulte reconocible para nosotros.

Es entonces cuando el tiempo, o más concretamente su discurrir, manifiesta los resultados de su acción.
En contra de lo que pasa con ésta cuando se refiere a un solo individuo, sobre el que los cambios debidos a la acción del tiempo son tan profundos como rápidos (de ahí el miedo de GRAY); los efectos del tiempo sobre las sociedades son por el contrario, responsables de una ralentización, cercana a veces al anquilosado, que acaba por destruir a las sociedades toda vez que el individuo, en última instancia agente y receptor de todos los desempeños de la sociedad, deja de reconocerse en ella. (Por ello el retrato ha de permanecer oculto.)

Es entonces cuando nos vemos en la obligación de, enlazando de manera directa con la línea argumental diseñada en nuestro anterior disposición, de acudir al elemento destinado a hacer reconocible el hilo conductor de esta película en la que aparentemente algunos se empeñan en convertir el devenir de la realidad.
La coherencia, arquetipo en el que identificamos todas las premisas destinadas a albergar la certeza de esa conducción, se muestra ante nosotros desvelando la dialéctica que resulta imprescindible para reconocer sin ser presa del pánico que aquello que a priori parece estar destinado a ser modelo y estructura, por estar dotado de principios magnos y casi dogmáticos; se muestra hoy ante nosotros precisamente como uno de los elementos sobre los que más presa ha hecho el actual modelo de interpretación de las cosas, aquél que cifra precisamente en el cambio las máximas virtudes tanto de lo que conocemos, como de lo que está por venir.

Es entonces cuando todo comienza a resquebrajarse porque: ¿El Hombre se reconoce a sí mismo por sus actos (contingentes y cambiantes)? ¿O lo hace al contrario en tanto que puede extraer de todo y de todos una especie de virtud definitiva (propensa a erigirse bien en  modelo, bien en creadora de éstos)?

Lejos de buscar ni tan siquiera una respuesta, la mera imposibilidad seria que existe hoy por hoy de hacer una extrapolación sincera, de poder hacer una sencilla previsión destinada a albergar una esperanza de respuesta coherente con alguna clase de principios en base a los cuales poder llegar a preveer una determinada respuesta cuando se hace una determinada pregunta; nos lleva a poder afirmar sin el menor lugar a la duda, que se aproximan tiempos muy difíciles.

Tiempos en los que quién sabe, tal vez el excesivo aprecio por lo original, han terminado no ya por desvirtuar el precio por la tradición, como sí más bien por hacernos caer en la trampa de un positivismo asociado a lo nuevo, sin más.
En Sociología, en Historia, incluso en Política, la vinculación con la tradición se lleva a cabo en base a la búsqueda de modelos, de imágenes, gracias a las cuales, o más bien gracias a la posibilidad de reconocernos en las mismas, en las más diversas maneras, podamos en realidad establecer patrones de conductas destinados a hacer presagios para el futuro, para un futuro mejor.
La pérdida de tales percepciones, escenificadas en el evidente esgrimir de conductas carentes de dicha coherencia, llevan inexorablemente al reconocimiento de unos patrones cuya anarquía solo puede ser reconocible desde el punto de vista de la traición preconcebida de los valores que nos son propios, de los valores que una vez más, insisto, nos llevan a reconocernos a nosotros mismos, ya sea como individuos, o como integrantes de una Sociedad.

De ahí que la muestra de fracaso que supone la cada vez más evidente incapacidad para reconocer en los Sistemas, incluyendo por supuesto en los Sistemas Políticos, la pervivencia de esos modelos, lleva al Hombre a sentirse cada vez más pobre, más solo, y lo que es peor, más desamparado en tanto que se da cuenta del desafecto con el que los Sistemas que creó, le pagan su esfuerzo.

De ahí que los selfies estén cada vez más de moda.



Luis Jonás VEGAS VELASCO.

lunes, 9 de junio de 2014

DE NUEVO, EL DEMONIO ESTÁ EN LOS DETALLES.

Asisto, he de confesar que ya sin sitio ni tan siquiera para el desasosiego, al denso proceso mediante el cual, ahora ya sí sin que pueda quedar el menor lugar para la duda; se pone definitivamente de manifiesto la certeza de que el factor que se acredita como común denominador destinado a ser capaz de explicar en el futuro los pormenores del actual estado de las cosas es, sin duda, la incoherencia.

Inmersos en un proceso sometido a un grado de caos como el que pocas veces ha sido desarrollado sobre la faz de la tierra, el Hombre Moderno, el que es capaz de hurtar a Prometeo el fuego sagrado (para luego terminar apagándolo en un charco hediondo); el que es capaz de seccionar de cuajo la cabeza ya sea de Mitos o de Reyes Absolutos (para luego limitarse a sustituirlos por otros que, en el mejor de los casos resultarán igual cuando no más inútiles); se sumerge ahora en un lacónico proceso, bien parecido al miedo, identificable tan solo con esos episodios de ansiedad tan comunes en los pasillos de las Facultades, con los que además tienen en común estas fechas de junio, tan prometedoras ya sean para el logro, o para la debacle.

Definitivamente, al hilo una vez más de las desavenencias que no ya mis razonamientos, sino más bien los ejemplos destinados a facilitar su comprensión, pueden llegar a presuponer, habremos de asumir por lógica de antítesis, que muy profunda, de carácter marcadamente esencial diría yo, habrán de ser precisamente las consideraciones a partir de las cuales son perceptibles las líneas que vienen a sustentar el razonamiento, pues de otra manera resultaría harto complicado llegar a establecer las mencionadas líneas que dotan de credibilidad a las conclusiones propensas verdaderamente a ser alcanzadas.

Convencido una vez más de que uno de los baluartes en los que se apoya no la actual crisis, sino la suma de consideraciones conceptuales que le proporcionan su ficticio sumario de verdad; puede resumirse perfectamente en la máxima de que a menudo los árboles actúan de manera sediciosa de cara a impedir que veamos el bosque, de parecida manera creo que un elemento muy sencillo, y a la sazón presente en todos y cada uno de los elementos que en mayor o menor medida influyen en el desarrollo, cuando no en la comprensión del actual estado de las cosas, pasa de manera inexorable por el abandono que para con la responsabilidad inherentemente ligada al ejercicio de las cosas, ha sido llevado a cabo por la mayoría de cuantos conforman el denominado espectro político.

Esta falta de responsabilidad, ligado a otro principio generalizado, que se materializa en la necesidad de dar muchas cosas por sobreentendidas, ha terminado por materializar un mundo que al menos en lo atinente a la realización de los actos políticos, resulta ya del todo insostenible.

Para cualquiera que quiera profundizar un poco en lo que digo, queda remitido por ejemplo a las palabras recientemente pronunciadas por el todavía Secretario General del Partido Socialista, D. Alfredo PÉREZ RUBALCABA, el cual dio una lección magistral de lo que trato de escenificar cuando ni corto ni perezoso afirmó que si bien la naturaleza del PSOE es manifiestamente republicana, él se creía en disposición de hacer aquello que realmente debía apoyando expresamente a la monarquía.

Éste cuando no otros ejemplos, y lo agitado de los últimos días convierte cualquier crónica política o periodística en un fértil campo donde recolectar; vienen a confabularse de manera evidente en pos de reforzar mi tesis en base a la cual hoy ya no es que resulte hato complicado identificarse de manera clara y distinta con una determinada opción o protocolo. Lo que ocurre es que el complicado a la vez que efectivo proceso al que hemos sometido a la realidad ideológica del país ha terminado por desnaturalizarlo todo hasta unos extremos que, bien podríamos decir que nos harían totalmente imposible diferenciar un melón, de una aceituna.

La coherencia, hasta ayer el único requisito imprescindible para hacer y deshacer en Política, siempre en lo atinente a rigor ideológico se asume; se convertido en un obstáculo, cuando no en una pesada carga hoy en día, destinada en principio tan solo a limitar la vida política de unos jovenzuelos incapaces de encontrar el significado de la palabra compromiso coherente en un diccionario, ni aún dejando previamente un pos it.

Así y solo así resulta comprensible el hecho de que a estas alturas la mal llamada Democracia Representativa no solo no haya saltado por los aires, sino que más bien ha degenerado hasta el punto de convertirse, eso sí con la inestimable participación de su querida amiga, la Constitución del 78, en un peligroso tándem, ya conocido como los Intocables de Elliot Ness.
Juntos, en un ejercicio no ya de prestidigitación, cuando si más bien de malabares combinado con funambulismo, han revolucionado el programa que a priori componía la función que el circo tenía preparado en su función de hoy, condenando a unos y a otros no ya a la improvisación, sino más bien a la manifiesta redefinición de unos papeles que llevaban años por no decir siglos, perfectamente escritos, a la par que repartidos.

Así, el domador hace risas, el lanzador de cuchillos se enreda con las crines de los caballos, y el viejo león, último baluarte de la prudencia, se sienta en pos de ver qué camino toma aquello, sin quitarle ojo a la rubia, con la esperanza de poder llevarse algo entre las uñas.

Mi única esperanza, que al final de todo esto no sean los payasos los que queden para marcar las directrices.


Luis Jonás VEGAS VELASCO,


martes, 3 de junio de 2014

DEFINITIVAMENTE, NECESITO QUE ME ACLAREN UNA SERIE DE COSAS.

Decía un viejo profesor, que un buen calibrador a la hora de validar la intensidad de un determinado acontecimiento, pasaba por analizar la cantidad de elementos, hasta ese momento considerados como estructurales, cuando no abiertamente primarios, a los que de manera aparentemente ineludible había que renunciar en pos de una supuesta estabilidad, a la sazón tal vez el único argumento que podía desvelarse como inductor de los acontecimientos que habían inducido el hecho en sí mismo.

Admirado una vez más no solo por la concisión del análisis efectuado por mi viejo profesor, como tal vez sí o quién sabe si por la presteza desde la que tales palabras se revelan hoy como útiles, cuando no abiertamente eficaces a la hora de analizar no tanto la esencia de la abdicación de la Corona a la que por parte del Rey hemos asistido; que me veo en la obligación precisamente de hacer una recusación no solo de los hechos aparentemente incoherentes inferidos por algunos de manera francamente deshonesta en el menester del desempeño de su cargo, como sí, y quién sabe si con más virulencia a la hora de identificar a los tales entre la amplia mayoría que en términos semánticos se ha mostrado unánime a la hora no ya tanto de loar al dimitido, como sí y más bien de buscarle de manera rauda y presta un merecido lugar en la Historia. Tarea ésta sin duda complicada toda vez que a tal labor nos habíamos acostumbrado una vez era el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial el lugar embargado en pos del último viaje oficial.

Pero alejado de mí el menor atisbo de semblante irreverente, y una vez conciliado de nuevo con los que constituían los menesteres desde los que pergeñé este artículo hace algunos instantes; lo cierto es que aún a riesgo de caer en la desgracia de ubicarme activamente entre esos revolucionarios antisistema que parecen no entender que la mayoría electa es la que goza en exclusiva de la potestad de gobernar, aunque con ello vaya activamente contra los que conformaron con su voto esa misma mayoría; he finalmente de someter a consideración algunos de los que a título de preámbulo configuraban, hace ya algunas líneas, la esencia no ya de mi consideración, como sí ya de mi pregunta.

Es así que, viviendo de manera activa y coherente en un país en el que hasta hace algunas semanas la gran cuestión pasaba por dilucidar de una puñetera vez qué significaba el misterioso abrazo de Florentino PÉREZ con José María AZNAR en la final de Lisboa, y que cierto es a algunos nos condujo a aquel denostado triunvirato (Dios, Franco y Santiago BERNABÉU); lo cierto es que a algunos nos cuenta entender el porqué de la explosión generalizada que en pos de desterrar de la masa no ya cualquier tipo de opinión, sino empecinados a borrar cualquier premisa de que al respecto se tenga que tener opinión; unos y otros parecen haberse lanzado.

Por ello, profundizando aún más en la premisa de mi viejo profesor, lo cierto es que bien podríamos tener que aumentar la perspectiva del razonamiento, y añadir si, tal y como parece haber quedado puesto de manifiesto, la magnitud de los acontecimientos, sirve igualmente para perseverar en pos de determinar la valía política a la par que conceptual de los que se han erigido, ya haya sido por méritos propios, o por delegación, en representantes de una mayoría.

Así que cuando amanezco con las tesis de un Alfredo PÉREZ RUBALCABA  que conceptualmente se desgañita a la hora de hacer tolerable la píldora que significa reconocer que aunque el Partido Socialista Obrero Español es estructuralmente republicano; él ha de apoyar a la monarquía, amparándose en argumentos propios de Vetusta, es cuando definitivamente, al menos en lo que a mi persona concierne, creo definitivamente llagado el momento de concretar a ciencia cierta lo que hasta este momento no concernía sino a una percepción: la que pasa por saber que a medida que el tiempo o las grandes circunstancias convergen en pos de los líderes, éstas se consolidan igualmente en sus peores jueces.

Porque sinceramente, si llegado este momento el mayor problema lo constituía una cuestión de pragmática estrictamente estética, a saber si GONZÁLEZ podía o no caer más bajo; lo cierto es que, alcanzado este momento, y más concretamente después de observar la escasa intensidad que se está registrando en las manifestaciones que desde uno y otro bando se realizan; creo llegado el momento de anunciar que, efectivamente, cuarenta años de gobierno del Borbón han servido, efectivamente, para lograr que el Pueblo Español se olvide no ya de las formas que la lucha adoptó, como sí, lo cual resulta más preocupante, de las cuestiones y modos que llevaron a las distintas luchas.

Será entonces hora de pararse a comprobar sí, efectivamente, todo queda así atado, y bien atado.



Luis Jonás VEGAS VELASCO.


lunes, 2 de junio de 2014

NI DIOS, NI PATRIA, ¡NI REY!

Dentro de un proceso que al menos en el terreno de lo emotivo solo puede compararse con la consecución por parte del Real Madrid de la décima, (como aquel lunes todos lo esperaban, parecía ser solo cuestión de tiempo,) lo cierto es que no por esperada, la abdicación que de La Corona ha sido anunciada por el Borbón en la mañana de hoy, podía en realidad suponer sorpresa mayor.

Es entonces que, como ocurriera el pasado lunes; una vez superado el shock que de forma contigua se desencadena en pos de la racionalización de los hechos, poco a poco nos vamos posicionando en tanto que del hecho en cuestión, acabando no tanto por entenderlo, como sí más bien por aceptarlo como algo probable, más bien como algo inevitable.

Sin embargo, haciendo buena una vez  más esa certeza en base a la cual no ya los grandes acontecimientos, sino más bien la interpretación que los mismos acaban por gestar, nos llevan a comprobar la valía, o la falta de esta entre los que nos rodean; es cuando definitivamente, y atendiendo al establecimiento de una relación de carácter inversamente proporcional, que podemos si no darnos cuenta de la magnitud del hecho que compartimos, al menos si comenzar a intuir la valía del mismo.

Por eso, cuando hoy compruebo que España cede a la tentación de pervertir la que a la sazón constituye una de sus tradiciones más honestas, a saber la que pasa por celebrar un discurso de lauda dirigido a alguien que no cumple el que hasta ahora era requisito imprescindible, esto es, la irrefutable consideración de estar muerto; es por lo que yo definitivamente me he decantado por acabar dando pábulo a esa certeza en base a la cual, no solo hoy podía ser un gran día, sino que directamente iba a ser un día especial.

Sin embargo, a medida que transcurría el día, y los distintos medio, ya fueran éstos comunes o detractores del evento en consideración se empeñaban en disipar cualquier atisbo de esperanza en relación a cualquier hecho ajeno a lo que una vez más parecía estar atado y bien atado, lo cierto es que una corriente bastante más angustiada, que procedía en este caso del ácido del estómago, me ha ido llevando paulatinamente, a medida que la excesiva atención mediática acababa por superar en extensión procedimental al hecho en sí mismo, a prestar atención a los devaneos que los analistas, revisores y consuetudinarios, se veían obligados a llevar a cabo una vez que el asunto, realmente, no daba para más.

Ha sido entonces, cuando en mitad de un ejercicio de Logolatría, inmerso en un comentario propio de la Retórica de Cicerón, que un contertulio que no viene ahora al caso, ha terminado por rematar su glosa afirmando que la Democracia no se entiende en el caso de España, sin el Rey.

Superado el que hasta el día de hoy constituía el mayor debate que en relación al tema regio se aceptaba en España en las mesas de postín, esto es, si España era en realidad monárquica, o no pasaba de Juancarlista; lo cierto es que no estoy dispuesto a permitir, y por supuesto no voy a hacerlo, que columpiado, casi sin querer, y siguiendo la técnica del que convencido de que disimulado entre las rosas que componen la corona fúnebre se podrá hurtar una flor; se pretenda disimular no ya un desliz, cuando sí más bien robar a los ciudadanos el que sin duda constituye su mayor logro en pos de cuantos se han consolidado a lo largo de la segunda mitad del pasado siglo a saber, efectivamente el que cuenta entre su haber con uno de los mayores periodos de paz y estabilidad de cuantos ha gozado nuestro país.

Sin embargo, empeñarse en inferir que tal hecho se halla en principio inexorablemente ligado a la figura, cuando no a la persona de Juan Carlos de Borbón, constituye un hecho de una violencia conceptual, cuando no de una baja estofa ciudadana, que en definitiva no estoy dispuesto a dejar que pase desapercibido.

Permitir que se asimile a la figura de un Rey, máxime una vez comprobados los vínculos que éste tiene o puede llegar a tener con los elementos de poder, con los verdaderos elementos de poder, constituye no ya un error de imperdonable calibre, como sí la que bien podía constituirse como prueba irrefutable que enarbolarían con gusto los que se empeñan en inducir a debate la cuestión de si los que constituimos este país somos o no víctimas de una especie de infantilismo.

Los mismos que desde tales posiciones se hacen en este caso fuertes en torno al detrimento de la posibilidad de someter fielmente al saber popular cuestiones tales como la pervivencia de la propia institución regia, se desviven por inducir en el espíritu de los que conformamos este país, una suerte de virus de la duda, cuyos síntomas principales se escenifican en forma de dudas, desazón, y miedo a lo desconocido.
Desde tales tesituras, o más concretamente desde las que los mismos plantean, que en torno no ya a España, cuando si más bien a los españoles, se va tejiendo una suerte de trama que termina por abocarnos a una especie de realidad virtual alienante, que en el caso concreto que nos ocupa tiene su escenificación en la confabulación de un estado de las cosas en el que cuestiones primarias tales como la superación del concepto de modelo de estado representativo acaban por ser no ya violentadas, sino que se deducen en pos de un procedimiento absolutamente orientado a soliviantar a las gentes.

Así, y solo así se entiende que hayamos vivido con tanta naturalidad el primer y único día que en este país no ha habido Rey, en los últimos cuarenta años.

Luis Jonás VEGAS VELASCO.



martes, 27 de mayo de 2014

EL ÚLTIMO AL SALIR, POR FAVOR QUE APAGUE LA LUZ.

Una vez transcurrido el periodo de gracia, a saber el que en España transita entre el momento en el que el cadáver deja de estar caliente, y aquel en el que podemos poner fin a las loas dedicadas a la memoria del difunto; lo cierto es que ya podemos dar por terminados los fastos derivados del óbito al que no sin cierta sorpresa todos hemos asistido, y comenzar a preocuparnos un poco por el estado de los vivos. Eso que en España se conoce como la sana tradición de repartirse el cadáver.

Pero…¡qué diablos! Si de verdad nos condujéramos así, lo cierto es que podríamos decir que no estamos en España.

Así, cuando el silencio del lugar comienza a cubrir de justicia lo que hasta ayer fueron los fastos de uno, y las miserias de otros, lo cierto es que creo justamente llegado el momento de proceder con un análisis, lo más objetivo posible, de la nueva realidad que se presenta de manera rauda ante nosotros.
Y dado que como digo la intención pasa claramente por el condicionante de objetividad, resulta inevitable que ésta haya de circular entre los considerandos propios de los Mundos de Yupi desde los que ayer sin ir más lejos orientaba sus reflexiones nada menos que GONZÁLEZ PONS; y por supuesto los cantos nihilistas esgrimidos por la Sra. VALENCIANO en su comparecencia celebrada el mismo día de las elecciones, o sea, cuando efectivamente el cadáver estaba todavía caliente, en lo que según La Torá bien podría considerarse como un proceso claro de impureza; lo que a la postre acabó por generar a las pocas horas otro cadáver, en este caso menos metafórico.
En cualquier caso, ¡tranquilo babysaurio, esto no ha hecho más que empezar!

Pero antes de que los recovecos del desarrollo conceptual puedan volverse contra el que esto manifiesta, lo cierto es que no hay que desaprovechar los últimos repiques de las campanas de duelo, para cerciorarnos de que aquéllos a los que efectivamente va destinado el mensaje, efectivamente, lo reciben.

Porque en un momento como el que protagonizamos, un momento en el que la certeza de que convivimos con la historia se hace categórico ante nosotros, lo único que hemos de considerar imprescindible toda vez que el mensaje ha sido enviado, y lo ha sido de manera clara e inequívoca, o lo que es lo mismo, sin dejar el menor lugar para la duda; lo cierto es que no hace falta ser muy inteligente para comprobar que, muy a nuestro pesar, el mensaje va a necesitar de traducción simultánea.

Porque si lacónico resulta el discurso de aquellos que confunden a HÍTLER arrogándole premisas de izquierdoso compungido, hasta los que vuelven a ver a Lenin diciendo aquello de las revoluciones no se provocan, se organizan, lo cierto es que en mi humilde opinión, resulta mucho más delicado escuchar a personajes de la talla de Esteban GONZÁLEZ PONS, defender sin el menor escrúpulo la teoría propia de VÁZQUEZ DE MELLA, que se resume en la bella máxima de “(…) así yo raudo en el error, pero firme”
Porque un error me parece a mí el mero hecho de que en un ejercicio de infantilismo psicológico, aún haya miembros relevantes del Partido Popular capaces no ya de negar la mayor, sino de ir mucho más allá, preconizando no ya una nueva realidad, sino imponiendo, o al menos tratando de hacerlo, su propia realidad.
Porque cuando alguien trata de cohesionar un discurso partiendo no ya de ideas erróneas, sino de prejuicios, lo más probable es que el resultado sea definitivamente contraproducente, en especial para el instigador de la maniobra.

Esto es algo que tiene certeza casi matemática. Una certeza que por ello, hace que el argumento no se arrugue aunque sea el mismísimo ARRIOLA quien diga que todos los que han votado por ejemplo a PODEMOS, son en realidad un atajo de frikys, ¡Más de un millón y medio de frikys! ¿Lo serían de haber votado al Partido Popular? Probablemente no. En ese caso se trataría de antisistemas con carnet. ¡Qué paradójico!

Mas en cualquier caso, por más que nuestros políticos, sí, nuestros representantes, esos sobre los que depositamos nuestra confianza en pos de que nos sacaran, por ejemplo de esta crisis, prefieren invertir su tiempo en discusiones sediciosas basadas en saber si los votantes nos hemos vuelto locos, o si sencillamente todos fuimos siempre gilipollas, lo cierto es que de lo único sobre lo que a estas alturas no nos cabe la menor duda, es de que DEFINITIVAMENTE, ASÍ, NO.

Así no a siete millones de parados. Así no a una generación perdida. Así no a que poder comer todos los días se haya convertido en un logro. Así no a que una caterva sexagenaria desarrolle los planes que decidirán sobre el futuro.
Así no a que, en definitiva, el Despotismo Ilustrado haya recuperado sus bastiones, pero por el camino haya perdido su lustre de antaño.

Todo para el Pueblo, pero sin el Pueblo. Lo malo es que La Moncloa no es Versalles, y que Mariano no se llama Luis.

Por eso, como en La Plaza de las Tullerías: ¡Que vaya pasando el siguiente!



Luis Jonás VEGAS VELASCO.