domingo, 29 de marzo de 2009

NOS ESTÁN CAMBIANDO EL TEATRO DE OPERACIONES




Y eso, tanto si nos gusta como si no, supone en sí mismo un riesgo que no debemos pasar desapercibido, si por otra parte no queremos pagar caras las consecuencias dentro de un tiempo cada vez más corto si tenemos en cuenta la velocidad creciente con la que cada vez en mayor medida se desarrollan los acontecimientos.

A qué nos referimos, pues concretamente a la puesta en práctica de forma ordenada y coherente por parte tanto de la derecha cavernaria como de la Iglesia ultra-ortodoxa de un cambio radical en su forma de hacer, esto es a la hora de actuar, como de no hacerlo.

Hasta ahora, y con ahora me refiero al periodo que va desde el periodo de entre-guerras hasta la muerte del anterior Sumo Pontícipe; todos, incluso ellos, el binomio Iglesia-Derecha, teníamos claro qué sería lo que había que hacer, lo que había que decir, e incluso cómo había que contestar a una provocación, incluso antes de que esta se llevara a cabo. En la actualidad, esas reglas “no escritas”, pero a la sazón por todos conocidas y por ende respetadas, están siendo superadas, y están dando lugar a una serie de cambios los cuales, dadas las especiales circunstancias del Mundo por todos conocidas, hacen que la mera novedad que estas respuestas, o la falta de ellas, configuren, o en cualquier caso resuciten, una nueva realidad cuyas consecuencias, por el mero hecho de ser impredecibles, sean en sí mismas, perniciosas.

Como decía un estratega americano durante la Crisis de los misiles cubanos, lo que hace viable el juego con los rusos es que siempre podemos anticiparnos a sus movimientos ya que sabemos que un ruso siempre hará aquello que más beneficie a un ruso. No debe preocuparnos que alguien quiera tener cincuenta cabezas nucleares, lo que debe llenarnos de terror es topar con alguien que sólo necesite una. Salvando todas las distancias, y extrapolando paralelismos, en la lucha que hasta el día de hoy hemos librado en Europa contra el liberalismo aquellos que nos consideramos socialistas; y contra el catolicismo los que estamos en contra de la religión como forma de obtener respuestas a nuestras preguntas, pasaba tener muy claro, tanto en un sentido como en otro, que determinadas cosas, sólo podía pasar de una determinada manera. Así, asociaciones como la natural que se manifiesta entre Derecha y Clero, dan pie a una simbiosis natural que genera por sí sola una corriente de pensamiento cuyos discursos, líneas de pensamiento y conclusiones son previsibles, incluso improvisados; por ello, conforme al mismo razonamiento, la respuesta que desde el lado contrario se le puede ofrecer, es igualmente calculable. De esta manera, ambas partes tenían claro hasta el día de hoy, que ciertos márgenes nunca sería superables, salvo que esta superación llevara aparejada la puesta en marcha del enésimo asalto final.

Por todo ello, contemplar la nueva estrategia de la derecha cavernaria española, en concubinato con la clase curia española englobados bajo la escusa de la Reforma Legal de La Ley del Aborto, deja, más allá del hecho de que se pueda estar o no de acuerdo con la mencionada Ley; la extraña sensación de que en realidad algo se nos está escapando. Algo mucho más profundo y de consecuencias sin duda a día de hoy incalculables.
Los motivos no son meramente alarmistas:
En primer lugar, tanto Iglesia como Derecha ponen en marcha a sus huestes de cara a la respuesta social coordinada en la calle, contra la mencionada Ley.
A continuación, ponen en situación de espera (declaran DEFCOM 4) a sus mercenarios, en este caso a sus “Asociaciones y Cofradías”, los cuales montan el nmerito del lazo amenazando la Semana Santa.
Luego, por si no es bastante, organizan las manifestaciones de unos “Grupos pro-vida” los cuales alguien habrá de explicarnos de dónde y quién les ha dotado de plenipotenciaria en semejante campo para este domingo.

Sin embargo, lo más “sorprendente” ocurre cuando ambas: que se sepa derecha cavernaria e Iglesia anuncian de repente su no adhesión a los movimientos que ambas han coordinado, y lo hacen de manera un tanto precipitada, provocando que un purpurado de Teruel clame en directo por la Cadena Ser llamando a la rebelión social contra un Estado que usa los impuestos para matar niños; y dejando igualmente al Sr. Martínez Pujalte sólo ante el peligro en la manifestación intentando entre balbuceos explicarle a la audiencia de la misma emisora de radio el porqué de que él se encuentre en la manifestación a título particular mientras que la Dirección del Partido Popular no secunda la maniobra.

Hasta ahora, todos sabíamos dónde y con quién jugábamos. Esto nos permitía saber hasta dónde podíamos llegar. La derecha cavernaria comulgaba cada domingo, mientras que los rojos escribíamos panfletos en los que de vez en cuando descubríamos y avergonzábamos por ello a algún que otro “facha” Y ahí acababa el cuento.

La Historia ha demostrado que hay cosas que, según en qué momentos, pasan de aparentemente inofensivas, a terriblemente peligrosas. Así, en España, los movimientos que se hicieron a partir de la Primera República, acabaron como todos conocemos, y sólo va a hacer setenta años de ellos.

Esperemos que a la Derecha cavernaria no desee dar por resucitar su lado “ultra” y haya decidido que es el momento de despertar al “leviatham”, como quedó puesto de manifiesto, es un monstruo terrible que una vez desatado no diferencia víctimas de verdugos.
Seguro que setenta años no son suficientes como para que ya nadie se acuerde.



Luis Jonás VEGAS VELASCO
MARZO DE DOS MIL NUEVE.

jueves, 19 de marzo de 2009

DE LA NECESIDAD DE LA ACONFESIONALIDAD REAL


Si fuera por Martínez Camino, ¿habría nacido Javier?

A menudo resulta llamativo comprobar como resulta mucho más productivo escuchar que contar, oir que decir. Si bien es cierto que cuando habla, uno sólo dice lo que sabe, cuando se escucha se corre el riesgo de aprender algo. Si bien este aforismo, por ser estéticamente apreciable, no resulta siempre verosímil; así en el caso de la Iglesia Católica se cumple sólo a medias ya que si bien basta con escucharles para aprender, concretamente lo que no hay que hacer, resulta igualmente cierto comprobar como ellos solos se encargan de desacreditarse al hacer realmente complicado el dotarles de cualquier género de verosimilitud en lo que concierne a sus juicios, y por encima de todo a sus argumentos. Creo poder afirmar que, una vez más, se les ve flojos en materia de argumentación, sin duda por la falta de práctica.


¿Es realmente posible un distanciamiento mayor de la realidad.? ¿De verdad se creen no todo sino algo de lo que “predican”.? O es que en realidad la pertenencia a la metafísica de sus considerandos ¿Les autoriza para expresarse de forma tan autoritaria hacia la realidad manteniendo a la vez tan alto nivel de asepsia hacia la misma.?. Porque lo cierto es que a veces parece que les viene bien vivir al margen no de la verdad, sino de la realidad. Entonces surge la cuestión: ¿Ese distanciamiento es accidental, o por el contrario forma parte de una estrategia perfectamente diseñada.? Evidentemente, yo creo que la Iglesia Católica ha demostrado en sobradas ocasiones que no deja nada a la improvisación, por lo que nos atrevemos a afirmar que ese distanciamiento respecto de la realidad, que no directamente de la verdad, les faculta realmente para mantenerse operativos en su condición de “dispensadores de tranquilidad espiritual”, porque a eso han quedado reducidos, por no decir a vulgarmente a meros sanadores de almas, que no de espíritus. Resulta evidente tan sólo con mirar, o en este caso con escuchar, para comprobar como la lucha de la Iglesia, lucha ejecutada a base de las armas que aporta el dogma, y en perpetua alianza con la ignorancia, resulta cada vez menos fructífera a medida que se enfrenta con la Ciencia, la cual hace gala de la duda procedimental como arma, caminando de la mano de una cada vez más fortalecida Sociedad del Conocimiento.


A título de conclusión, y como respuesta a la incógnita de si puede la Iglesia dispensar Moral, entrando en competencia con la axiología, o en cualquier caso disputando certezas a la Filosofía, resultan sobradamente respondidas en base a los bochornosos espectáculos a los que últimamente nos tiene acostumbrados la Iglesia, bien a través de las manifestaciones de sus líderes locales, como puede ser el caso de la lamentable campaña auspiciada por el Sr. Camino, o por las circunstancias promovidas en otro género de actos, como los manifestados por el propio Benedicto XVI.


En definitiva, no olvidéis aquello de “haced siempre lo que yo os digo, pero guardaros de hacer aquello que yo hago.”


Luís Jonás VEGAS

marzo de 2009

sábado, 14 de marzo de 2009

DE LOS OTROS COSTES DE LA CRISIS


Poniendo por adelantado que no soy amigo de buscarle a las cosas los aspectos positivos, como tampoco lo soy de imponer las negativas, hemos de aceptar que uno de los escasos motivos que permiten felicitarse por participar de la globalización, procede de haber comprobado como la lectura objetiva, independiente y autónoma del individuo ha sido superada dando paso a una nueva realidad basada en los componentes grupales del sujeto. Surge así una nueva realidad de persona que basa su definición es aspectos más relativos, subjetivos, y siempre fundamentados en el componente social; siendo validado en la medida en que sus acciones aportan validez al sistema del que forma parte.

Una vez aceptado el condicionante de pertenencia a un Sistema, resulta evidente dar el siguiente paso es pos de concebir al individuo en la medida en que desencadena las acciones que le son propias de su pertenencia al Sistema, esto es, en la medida en que se comporta como persona. Así, no cabe ya una concepción diferenciada del individuo, sino que este, en función de que parámetros sobradamente explicados por autores como Hobbe, Locke y por supuesto e lpropio Rousseau, no sería propio extendernos aquí sobre ellos, si bien se hace necesaria su cita a fin de determinar sobradamente los marcos teóricos de la presente.

Así, una vez que el individuo ha pagado los peajes y tasas que le son imprescindibles para su ingreso en la Sociedad, peajes que no lo olvidemos se hacen efectivos en forma de costes para su libertad; consigue no obstante desarrollarse como miembro de una Sociedad, que se basa en un Sistema, que como tal integra a una serie de elementos, en este caso de carácter social, a los que regula mediante el apercibimiento y la sanción de una serie de normas, cuyo origen muchas veces es de carácter ancestral, cuando no netamente trivial.

Con tales condicionantes, resulta imprescindible citar a continuación los condicionantes fundamentales de los que se nutre el Sistema. Así, a día de hoy resulta irrefutable la aceptación de que nuestro Sistema se fundamenta en el establecimiento de un tejido, que será más o menos denso en función de la época, que entrelaza de forma íntima Economía con Política y Religión, dictándose con estos ingredientes el aditamento general que compone la Sociedad.

Por ello, hay que aceptar que cualquier variación, por pequeña que sea en la relación con la que cada uno aporta, conlleva de manera ineludible modificaciones que afectan al resto de elementos, los cuales necesariamente han de recombinarse para establecer el patrón que define la nueva realidad.
Y si esto ocurre cuando las modificaciones se producen a pequeña escala, imaginarse lo que ocurre cuando los mencionados cambios se producen a niveles de magnitud crítica. Al miedo social que se establece como apriori antes de valorar los cambios que se hacen necesarios, es a lo que se llama Crisis.

Una crisis en definitiva afecta a todos y a cada uno de los elementos del Sistema, en la medida en que viene provocada por la modificación traumática de uno de esos mismos elementos, atendiendo a una causa que puede ser interna o externa al mismo sistema.
En la medida en que aceptamos lo anterior, por paralelismo semántico habremos de asumir que una crisis interna, que tiene su origen perfectamente identificado en uno de los componentes del Sistema, concretamente en la Economía, habrá de afectar de forma directa en todos y cada uno de los componentes junto a los que integra la Realidad Social del Sistema del cual forma parte.

Así, una vez que aceptamos ese principio, y aterrizando el asunto a nuestro sistema, y por ende a nuestra crisis, habremos de aceptar que en la medida en que la profundidad de la Crisis económica se manifieste, así lo irán haciendo paulatinamente el resto de los componentes ya aludidos. Nada volverá a ser igual, Los elementos volverán a recombinarse dando pie a nuevas realidades que serán mejores o peores en la medida en que resulten beneficiosas o perjudiciales para los sujetos activos, las personas, que formábamos parte de aquél el viejo Sistema, que podamos o no adaptarnos a esa nueva realidad.

A nadie se le escapa que esta situación traumática donde las haya, será no obstante muy beneficiosa para algunos. Fortunas y consecuciones de Poder son dos realidades íntimamente ligadas, hasta el punto que el silogismo Riqueza deriva en Poder, suele ser muy acertado. Por ello, Los poderes y los poderosos reactivarán alianzas dormidas y reconocibles por rancias, estableciendo con ello pactos demoledores que de nuevo tendrán un sólo objetivo, reescribir una realidad que les sea más positiva, más ... beneficiosa, en la medida en que les permita recuperar el terreno perdido. Esa recuperación no será por supuesto gratuita, tendrá por el contrario un coste muy elevado, que se pagará, como no puede ser de otra manera, en la única moneda que estos señores conocen, la moneda del Coste Social.

No nos engañemos, lo que una vez más está en riesgo es la Política Social, y con ello asoma peligrosamente la posibilidad de que alguno quiera cobrarse sus beneficios, o la posible ausencia de ellos, en tiempo, recursos y logros en materia social. Ahí quedan ya las propuestas muy serias por otra parte que han hecho públicas entidades muy influyentes en esta materia, como puede ser la O.C.D.E.; que por cierto no se ha cortado un pelo a la hora de identificar en los trabajadores si no a los responsables de la Crisis, sí al menos a los que deberán hacer más esfuerzos para poder minimizar sus efectos. Resulta gracioso, o al menos a mí me lo parece, que unos señores con traje y corbata necesiten irse a celebrar una reunión a Suiza, para llegar a la para nada sorprendente conclusión de que deberemos ser los que llevamos mono o deportivas los que habremos de solventar de nuevo sus problemas.

Y que nadie se crea por otro lado que en España estamos al margen de todo esto. Ya habéis visto el lamentable espectáculo que están protagonizando nuestros Sindicatos, los cuales precisamente a base de inacción están actuando. A nadie realmente se le puede tratar de convencer hoy en día de que es un ejercicio de prudencia para evitar “reacciones inadecuadas”. En éste país ya somos mayorcitos para necesitar que nos anden con paños calientes, una vez más.

Sin entrar en devaneos políticos, sino de ubicación ideológica, una vez más se hace necesario el posicionamiento político. Si la metáfora del remo y las ratas quedaba excesiva, tal vez resulte más comprensible si la planteamos de manera que entendamos qué es lo que queremos a partir de ahora, que hemos destrozado el coche, arriesgarnos a volver a pinchar poniendo una rueda recauchutada, que es más barata a todos los efectos; o por contra vamos a ser responsables y coherentes aceptando el esfuerzo que sin duda va a suponer merecer una rueda nueva.

De nuevo, es nuestra responsabilidad, ética, moral, pero sobre todo social para con nuestro sistema.

Luis Jonás VEGAS VELASCO
MARZO DE DOS MIL NUEVE.

domingo, 8 de marzo de 2009

DEL MIEDO A LA LIBERTAD.


Hace mucho tiempo, a propósito del plan de independencia vasco, que desgraciadamente pasará a la Historia como "El Plan Ibarretxe", me permití el lujo de opinar, a pesar de los espinoso del tema.

Las críticas no se hicieron esperar, no en vano por aquél entonces yo ostentaba obligaciones políticas de carácter públco, y eso, no lo debemos olvidar, en este país dota de patente de corso a la Hipocresía. Es decir, debes pensar muchas veces lo que dices, y raramente atreverte a decir lo que verdaderamente piensas.

Sin caer en burdos reecuerdos, el verdadero motivo de rescatar estas palabras estriba en que, los resultados electorales de la Jornada celebrada la semana pasada; y más concretamente las declaraciones, en mi humilde entender incendiarias del "Jesuita", el del Cero negativo y el carnet de validación vasca, si, Arzallus, devuelven al debate de primera actualidad el texto al que hago referencia.

Nunca una derrota fue tan dulce, ni una victoria tan compleja. Al PSE se le obligará a jugar de manera definitiva la carta de las lealtades estatutarias de cara a posibles pactos con el PP. A la vez, las complicaciones del juego democrático hacen que las decisiones que toma Patxi Alonso, por más que no estén dictadas desde Ferraz, no por ello vayan a tener menor repercusión allí. En definitiva una papeleta. Un buen guiso que digamos, a cuyo "aliño" no falta el PNV con sus cantos de sirena en relación a los "Golpes de Estado encubiertos". Pobrecitos.

En definitiva, la pelota está en el tejado de los Políticos (con mayúsculas), veremos si están a la altura.

Luis Jonás VEGAS
MARZO DE 2009.





EL MIEDO A LA LIBERTAD. O LOS ERRORES PROCEDIMENTALES A LA HORA DE DESBARATAR EL PLAN IBARRETXE.

Y es que eso es de nuevo lo que parece desprenderse de los últimos acontecimientos que presiden el quehacer diario de nuestros principales Partidos con representación vinculante en las Cámaras Institucionales. Amenazas veladas de no apoyar la Constitución Europea, Juegos de manos en lo concerniente a castigar al vencedor porque ha osado ganarnos; en definitiva, una absoluta falta de madurez política, pero lo más lamentable es que den por hecho que todos somos tan infantiles como ellos.

Cómo se atreven a pensar que por el mero hecho de ostentar la representación en un sistema que no lo olvidemos, es meramente representativo, puedan de verdad gozar del permiso para hacer y deshacer a su albedrío. ¿De verdad se atreven a creerse poseedores de la Verdad Absoluta?. Si es así, todos tenemos un grave problema.

¿De dónde procede ese miedo a pensar?, y lo que es peor, ¿Por qué les asusta tanto que otros piensen?. O eso es al menos lo único que se desprende de la flemática reacción que ha unido de manera misteriosa a los dos principales Partidos Políticos que monopolizan la actividad democrática de éste País. Y es que, no lo olvidemos, de eso se trata siempre, de actividad democrática, con sus pros y sus contras.

Cómo se atreve nadie, en los tiempos que corren, a apelar a argumentos de Sentido Común, (el menos común de los sentidos), para defender o en este caso denostar una no lo olvidemos propuesta política democráticamente válida. A burda patraña suenan esas argumentaciones, o a cosas más peligrosas cuando todo un Ex-Ministro del Interior como D. Ángel Acebes, con las responsabilidades que aún hoy pese a la pérdida de su condición le afectan no lo olvidemos, afirma que “... se empiezan a observar actitudes más propias del ambiente político de la España del 34.” Brillante argumento, si no fuera porque parece olvidar que aún con gente así, o debería decir a pesar de gente así, las circunstancias políticas que obran hoy en España han cambiado mucho a España. La prueba, la madurez de los ciudadanos de a píe, de la que se ha dado muestra no tomando en serio semejantes manifestaciones.

No se trata de estar a favor o en contra del Plan Ibarretxe. Se trata de algo mucho más serio, y por ende mucho menos sujeto al vaivén de las obligaciones electorales o de las presiones barriobajeras. Se trata de dotar de argumentos a la gente para que sepan cuando se está procediendo a un atraco democrático. ¿Por qué tanto miedo al monstruo?. ¿Por qué tanto interés en hacer llegar el Plan a la Cámara Baja del Estado?. Ahí ha estado, se ha debatido democráticamente, se ha votado dentro de los cánones de la Democracia, ha obtenido un resultado de esa votación, y se ha devuelto a la Cámara Vasca, poniendo fin al Drama de las Españas que unos pocos han querido revivir. La Democracia se ha alimentado con su propio ejercicio, y en paz. ¿O es que no era eso lo que algunos querían.)

Como A. Einstein dijo: “ Cuando quieras conseguir algo para lo que necesites a los demás, explícalo con claridad, y deja la retórica para tu sastre.”

Luis Jonás VEGAS VELASCO.

domingo, 1 de marzo de 2009

DE LOS RETORNOS AL PASADO Y DE LOS AIRES DE GRANDEZA

Rescatamos el presente escrito, que fue confeccionado hace ya dos años. Es curioso comprobar como algunsa cosas no sólo no pierden actualidad, sino que parecen actualizarse con el paso del tiempo... Es curiosos como la Historia, en su intransigente divagar encadenada de manera inexorable al paso del Tiempo, nos sorprende a veces con efectos y fenómenos que parecen querer romper esa fructífera unión, logrando con ello la aparición de episodios que nos recuerdan tiempos pasados, o que incluso parecen más propios de otras épocas, en principio superadas. Basta un ligero paseo por las Crónicas de la Historia, paseo que sin duda será mucho más provechoso si no nos limitamos a citar las fuentes de los vencedores, para comprobar como desde siempre, los poderosos han visto como su poder se consolidaba no a base de mostrarlo y manifestarlo, bien con ejercicios de suntuosidad, o con muestras de autoridad; la verdadera consolidación del poder se conseguía asentando en el dominado la convicción de que su estado natural era el de permanecer bajo el yugo del dominador, fuera éste laico, un señor feudal, o religioso, un señorío clerical. Una vez asentado este poder, había que hacer uso de él. Se trataba de manifestar ante el resto de iguales, en tanto que se consideran enemigos potenciales, la magnitud del poder alcanzado. El poder de un Señor Feudal no se basaba tan sólo en la extensión de las tierras que poseía, sino también y fundamentalmente, en el número de vasallos sobre los que ejercía su dominio. La relación de vasallaje, piedra angular de la época feudal a todos los efectos, al apoyarse sobre ella la en principio inestable pirámide social, explica cosas tan espectaculares como el privilegio que para un vasallo podía suponer morir por su Señor. ¿Podía caber mayor honor para un hombre convencido desde su nacimiento de su condición de siervo, desposeído tal vez desde la cuna de su propia condición de hombre en la más amplia acepción de la palabra; que el de morir en pos de aquel que justificaba de alguna manera su mísera existencia.? La respuesta la encontramos en fenómenos históricos como puede ser la Host de los Condados Catalanes, o el rebato, en las Cortes Castellanas. Se entendía por la Host al conjunto de ciudadanos catalanes, era ésta condición “sine qua non”, que tenían el privilegio de, unidos bajo el pendón que les identificaba como pertenecientes a los diversos gremios de la ciudad, de acudir a pedir responsabilidades por la vía de las armas, sobre aquellos, nobles, señores, o incluso territorios extranjeros, que de una manera u otra habían podido ofender alguno de los privilegios que las ciudades catalanas tenían concedidos. Cuando alguno de éstos previos había sido infringido, la host era convocada al grito de “Vía fora”, grito que, como no podía ser menos, venía acompañado del incesante repique de todas las campanas de la localidad sobre la que se declarase. El júbilo con el que el hecho era acogido entre la mayoría de ciudadanos que creía firmemente estar luchando por su condición de ciudadano, no podía acalla el chirriante peso de la verdad, que no era otro que el de comprobar como, una vez más y como tantas otras, el vulgo, la plebe, lo más ínfimo del escalafón social de la época, luchaba y moría una vez más, y lo hacía de nuevo convencida de que era su deber, en condición ética, o tal vez como voluntad de Altísimo, para defender los derechos de un Sistema Feudal que permitía mientras al Señor Feudal mantener su posaderas calentitas al humor de las llamas de su chimenea en el Salón de Homenajes, mientras el común se partía la cara para conseguir a lo sumo y no siempre con suerte, ver como cambiaban un tirano por otro. En la actualidad, los métodos han cambiado. Ya no se lucha en el sentido literal de la palabra, los señores feudales han cambiado sus medios de poder, aunque la mayoría sigue poseyendo ingentes cantidades de tierra, las cuales ya no valen en función de los kilos de grano que produzca, sino en función del Sector Urbanístico dentro del que queden recalificadas. El poder ya no se logra a base de controlar caballeros armados en las batallas, sino que se posee en función de lo involucrado que se esté dentro de los grupos encargados de generar opinión, o en base al número de influyentes que controles dentro de los círculos encargados de tomar determinadas decisiones políticas. Sin embargo, hay una cosa que los nuevos señores feudales han copiado literalmente de sus predecesores de la Edad Media, cual es el seguir convenciendo al vulgo de lo inexorable de su condición. Existís para proporcionarnos nuestro poder, y si se ve en riesgo para defenderlo, aún a coste de vuestra condición de hombre libres. La Host y los gremios han sido sustituidos por movimientos asociativos encargados muchas veces de disimular las luchas intestinas de poder entre estos nuevos reyezuelos, encubriéndolas a menudo tras el aparente velo de legalidad que aporta la supuesta mayoría, una mayoría que a menudo se convierte en masa en tanto que encuentra en estos movimientos asociativos su única oportunidad para no pasar totalmente desapercibido en esta inexorable rueda que es la vida. Pero en definitiva, hagámonos una pregunta ¿Quién está casi siempre detrás de estos movimientos.? ¿Qué fuerzas mueven a menudo los hilos, con la aquiescencia unas veces, y desde el desconocimiento otras de esas Juntas Directivas que a tantas y tantas veces no disimulan sino a simples testaferros.? Hagámonos la pregunta sin miedo a respondernos que, pese a los años transcurridos, seguimos disfrutando con el placer de poder morir en guerras que no son las nuestras. Y mientras, el Señor Feudal sigue en su salón del homenaje, afilando su cuchillo, contabilizando el grado de incremento que ha sufrido su poder desde el momento en que los vasallos le siguen jurando homenaje, y en definitiva, calentándose sus posaderas, mientras el vulgo continúa partiéndose la cara en batallas que nos benefician en nada, y que más bien le mantienen distraído de su verdadera obligación, que no es otra que la de identificar al verdadero enemigo, para comenzar a poner coto a sus fechorías. Luis Jonás VEGAS VELASCO LA ADRADA, MARZO DE 2007.