jueves, 9 de julio de 2009

HACIA LA POLÍTICA DEL SOLAR (CONCLUSIÓN)


Tal y como podemos comprobar, cada vez con mayor frecuencia, acudiendo para ello a la mayor fuente de conocimiento que es la experiencia; el hecho científico que justifica el razonamiento por el cual se acredita que nuestros políticos parecen estar desterrados de la realidad que el resto de mortales compartimos, queda desmitificado desde el momento en que, en un ejercicio de retórica destructiva, lo que en apariencia es conveniente para esa mayoría de mortales antes aludidos, puede por el contrario haberse convertido en algo no tan bueno, incluso contraproducente, para el ejercicio de ese político en la labor que les es propia, y de la que como característica fundamental, parece olvidar que no hemos sido sino los demás los que le hemos encumbrado mediante la cesión de unas voluntades tantas veces comentadas.

Decía Alfonso VI al volver de la toma de Toledo en el 1085, que era en la batalla donde se conocía a las personas. “… allí he visto a caballeros llorar como niños ante el primer envite del enemigo, y a escuderos batirse en duelo para defender a su caballo moribundo…” Por paralelismos la crisis, como momento crucial de la Historia, que sin duda lo es, se convertirá en el crisol por excelencia en el cual necesariamente los políticos habrán de dar lo mejor de sí mismos en pos del interés común lo cual, dicho sea de paso, no es sino el fin último para el cual han sido elegidos. Este es no lo dudemos, el momento en el que podremos conocer de verdad la pasta de la que están hechos los políticos que nos gobiernan, y de paso, la de aquellos que sin hacerlo, convierten en eso toda su ambición. Así, una vez que la actitud de la clase dirigente frente a la crisis lógicamente ya ha sido más que analizada, permitidme que hoy saquemos a colación la actitud que, frente a la misma crisis, mantiene el que es por méritos propios primer partido de España…en la oposición.

Lejos de caer en populismo, vaya por delante el reconocimiento de que la responsabilidad es un privilegio de aquél que desarrolla la verdadera acción de gobierno. Sin embargo, una vez que las peculiaridades de la crisis se presentan en toda su vitalidad, y una vez asumido que “… sólo desde el consenso imprescindible fruto de la negociación entre Gobierno y Oposición se sentarán las bases que allanen el camino que nos indicará la salida de la crisis…” se establece la causalidad de que incluso a la oposición, bien por acción, o incluso por omisión se le pueden en este caso, exigir responsabilidades. Y es que tal y como últimamente está poniendo de manifiesto el triunvirato formado por el Partido Popular, la Conferencia Episcopal y la Cadena COPE, a menudo los intereses del que quiere gobernar chocan frontalmente con la necesidad imperiosa de tomar decisiones de gobierno basadas en el interés general por parte del que eficazmente gobierna. En ese momento los intereses, o en pocas palabras el afán de poder por parte del que quiere gobernar dejan en un segundo plano las necesidades de los gobernados, momento a partir del cual el político está fuera de la realidad.

Por aquello de concretar la abstracción, basta con intentar comprender la polémica que actualmente se suscita en el Partido Popular, y que se materializa en la dialéctica interna que se plantea desde el momento en que el patriotismo, valor del que hacen gala en aparente exclusiva, y que a la sazón se convierte en la energía que da vida a toda su maquinaria; se enfrenta de plano con el concepto de “rentabilidad política”, entendiendo este enfrentamiento como la manifestación de la parte más “reaccionaria” del partido, de cuya lectura se desprende que la caída de España como País puede ser un mal menor si con ella viene aparejado el derribo de la actual política asentada en la izquierda, y del Partido que la representa.
En definitiva se trata de permitir que el “Edificio” sobre el que se encuentra asentado nuestro “Estado del Bienestar” se venga abajo. Una vez que las últimas elecciones les han hecho ver que no hay manera de pujar por él, han decidido que una oferta por el Solar que quede será mucho más accesible. Además, sobre un solar siempre se puede construir de nuevo, porque como todos sabemos, no queda bien que mientras les enseñas a tus amigos el Jacuzzi del Ático, aparezca alguna caja de sandalias, pertenecientes a la tienda del Zapatero que trabajaba allí antes, y del que tú pretendes olvidarte cuanto antes porque las naves y locales comerciales no están bien vistos en el nuevo barrio.

En definitiva, y por aquello de ir acabando, creo que por más que hoy en día sea difícil diferenciar unas políticas de otras, dentro de las modas liberales; creo no engañarme al plantear aquí y ahora la imposibilidad de un “Gobierno de Concentración” por parte del Partido Popular, y no porque no sean capaces de hacer un sacrificio, sino porque no estoy del todo seguro de que a ellos, que mediante su brazo ejecutor, la Banca, han desarrollado este gran espectáculo, no nos guarden en realidad alguna traca final.

Luis Jonás VEGAS VELASCO
JULIO DE DOS MIL NUEVE.

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