domingo, 13 de marzo de 2011

AFORTUNAMENTE, ESTAMOS EN CRISIS.


Vivimos una época maravillosa. La Crisis existente, no hace sino proporcionarnos el teatro de operaciones ideal en el cual desarrollar todo nuestro talento, todas nuestras ideas. No, ni me he vuelto loco, ni he cometido un error disléxico al escribir lo que pienso. Lo que digo lo hago desde la contumacia que proporciona la certeza, si bien una vez más, como en todos los casos en los que tengo a bien participar de mis convicciones al resto del mundo, lo hago con la tranquilidad de poderme equivocar.

La Generación Social de la que participo, y que a grandes rasgos puede quedar definida como aquella que “cronológicamente no conoció a Franco”, es una generación que bien podría catalogarse como aquella que ha nacido para vivir de los réditos que los esfuerzos de generaciones previas, bien fueran estas las de nuestros padres y abuelos respectivamente, habían conseguido para nosotros. No cabía duda alguna, éramos la generación del bienestar.

Este hecho, que duda cabe, generaba a nuestro alrededor una serie de pensamientos y emociones, qué duda cabe a menudo contradictorios, a partir de los cuales comprobábamos día a día como las disposiciones éticas, técnicas y de conocimiento general de las cuales disponíamos, no iban a tener lugar para desarrollarse, ya que como se empeñaban diariamente en recordarnos esos mismos que nos precedían, la nuestra era una generación que lo tenía todo hecho.

Pero todo eso ha cambiado radicalmente. Unos pocos parecen no haberse dado cuenta todavía, o lo que es peor, minimizan los resultados y con ello las consecuencias del cambio al no poder identificar estos más allá de lo directamente ligado con la Crisis Económica. A pesar de ello, un grupo cada vez más numeroso de personas desvincula estos hechos de su aparente causa económica, para por el contrario llegar a afirmar que es esta la que procede de esos cambios, y no al revés.

Así, el nuevo panorama empezó a fraguarse a partir de los dramáticos atentados del 11 S en Estados Unidos. La manera que tuvo de gestionarse aquella terrible situación, así como las consecuencias que en todos los terrenos se desencadenaron, acabaron por pintar un panorama nuevo, sorprendente y revolucionario, en el que tan sólo una cosa estaba clara, la certeza de que ya nada volvería a ser igual.

Lo que en aquel momento era tan sólo una sensación, es hoy una absoluta certeza. Nada ha vuelto a ser igual. El Mundo ha girado sobre sí mismo varias veces en la misma vuelta. E incluso la velocidad de giro se ha visto modificada terriblemente. Economía, Sociedad, Política y Religión. Los cuatro grandes elementos a partir de cuya concepción se comprende el Mundo, han modificado sus componentes, así como sus respectivas interrelaciones. De la comprensión de estos cambios, así como de la forma en la que nos posicionemos respecto de ellos, dependerá el nuevo discurrir del Mundo, así como la posición que cada uno ocupe en el nuevo Teatro de Operaciones.

Por primera vez, nuestra generación tiene una oportunidad para decidir sobre el Mundo y sobre la Historia. Abandonemos el “sois los que lo tenéis todo hecho.” Pasemos al “vamos a hacer las cosas de otra manera.”

Por primera vez podemos hacer cosas de verdad. ¿Os apuntáis.?


Luis Jonás VEGAS

MARZO DE 2011.

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