domingo, 24 de mayo de 2009

HACIA LA POLÍTICA DEL SOLAR (Y II)


Resulta como poco lamentable que, a estas alturas, cuando apenas llevamos soportados cuatro días de campaña en pos de las europeas, todo cuanto tengamos que decirles a nuestros líderes, así como a la mayoría de los que optan a algún cargo en las mismas, es que guarden un elegante, cuando no respetuoso, silencio.


Y es que a estas alturas no ya de campaña, sino de vivencia política en la que, todo hay que decirlo, tanto el periodo real de crisis, como aquel otro periodo casi tan dañino como el real, a lo largo del cual la agresión en defensa propia ha sido la tónica dominante entre las propuestas que han prevalecido a cargo de nuestros líderes; resulta casi obvio, y no por ello menos dantesco, dejar aquí constancia de que lo mejor que podía pasarles a ambos, era que el tiempo que han de dedicarle por obligación a intentar convencer a aquellos que ya están del todo convencidos (bien de votarles unos, o de no hacerlos ni aunque la vida les fuera en ello a otros,) ratifiquen si cabe aún más sus posturas.


El motivo de esta flamígera afirmación es clara, y por una vez, es una constatación de la realidad que me rodea: Tal y como se ha planteado la crisis sistémica que nos invade, y una vez constatado que ninguna de las opciones políticas principales que se presentan puede desde la sinceridad programática plantear soluciones; lo mejor es que ambas corrientes ideológicas hagan examen de conciencia desde el silencio y promulguen la libertad real de voto para todos, incluso para sus afiliados, por no hablar de exonerar de la “disciplina de Partido” a sus aforados.


La Derecha cavernaria, por constatación ideológica, debería tener un miedo cerval a una Campaña electoral si esta estuviera realmente planteada en términos de solvencia política y moral, esto es, si en realidad su afán de conseguir el poder estuviera constatado en la convicción de que desde su propuesta política se pudiera dar solución al problema que monopoliza en la actualidad toda la acción del mundo, la crisis. Sin embargo no hace falta ser para nada avispado a la hora de constatar que la serie de propuestas que se esconden en la recámara de los eufemísticamente llamados “liberales”, como es la rebaja de las pensiones, subida de impuestos, y en general la caterva de acepciones tecnócratas bajo las que escudan su catálogo de políticas represivas, no hacen sino motivar el silencio como la mejor de sus propuestas, de manera que al acabar cada jornada, y hacer recuento, no esperan realmente haber capturado electores de las filas enemigas, les basta realmente con no haberse dejado ninguno de los propios en eso que ahora se llama “laguna ideológica de la inseguridad.”


Al hilo y por dialéctica, resulta sorprendente, y por ello bastante preocupante, que a la Izquierda tampoco le vaya mucho mejor. Así, cuando a estas alturas, en las que en vista de las circunstancias deberías tener del todo arrinconado en su rincón a tu oponente en base y con tan sólo necesaria la mención de las Políticas Sociales, y sin embargo no sólo no lo has hecho, sino que día a día pierdes terreno; es en ese momento cuando has de plantearte que, sinceramente tienes un problema.


Real y sinceramente, la excusa de que hay que unirse para todos juntos, desde una política de consenso promover soluciones, es algo que, sinceramente, a la mayoría no debería convencernos, ya que, a pesar de tener una mente abierta, me cuesta mucho concebir como algo que pueda servirle a la Derecha, pueda nunca ser útil a la Izquierda. ?O es que ya han conseguido de verdad diluirla en esa ambigüedad patética que es el Nuevo Centro.

Si ha sido así, entonces que no cuentes conmigo, si radical es tomarse las cosas de raíz, entonces todos deberíamos ser un poco radicales.

LUIS JONAS VEGAS VELASCO








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