Es el Parnasianismo una
estructura cultural propia del Siglo XIX, que tiene como principal
característica la que se deriva de entender la acción propiciatoria del arte,
como algo ingentemente válida en sí misma. “El
Arte por el mero hecho del Arte”, es la máxima que encierra su esencia, y
que en definitiva viene a preconizar la posibilidad de dotar al propio Arte de
una característica de necesidad que
en términos filosófico-esenciales bien podría decir que la estética, como bien
exclusivo y a la sazón único aditamento realmente válido de la confección artística; constituiría en sí
misma el único elemento verdaderamente
indispensable en tanto que único verdaderamente esencial compositor de toda
acción artística.
Aplicada semejante reflexión a los principios que hoy por
hoy componen, cuando no definen, nuestra actual manera de concebir la vida política, así como los
condicionantes expresos que por otra parte le son propios, bien podría venir a
significarnos la comprobación somera del grado de perversión en el que, hoy por
hoy, nos hallamos instalados.
Aceptar que el Arte tiene sentido en tanto que tal, bien podría constituir una exacerbación fruto de
alguna clase de perversión destinada a destruir en el Hombre todo aquello que
le es propio en tanto que confecciona su mundo intangible, constituyendo en
esencia su otra realidad, precisamente
aquella que no le es accesible a la estética.
Concebir, por otro lado, una política tan ajena al Hombre que no necesita aceptación por parte
de éste, cayendo en el error fatal de pensar que la propia Política
puede justificarse a sí misma sin necesidad de pasar por el filtro de la utilidad para el Hombre, o incluso
llegar a pensar que puede llegar a desvincularse de éste convirtiéndose en un
objeto contrario al propio Hombre; se convierte en algo tan absurdo que, a
pesar de ello, ya encontramos huellas de intentos semejantes en la Historia,
precisamente cuando el ingente Sócrates denunciaba
a los Sofistas.
Por eso, cuando el otro día asistimos a la intervención de
Soraya SÁENZ DE SANTAMARÍA con motivo de la Rueda
de Prensa destinada en principio a hacer comprensibles las medidas tomadas
por el Gobierno; conformando lo que a
priori habrían de concebirse como la primera de una larga serie de medidas
destinadas a terminar con esa lacra
estructural que, hoy en día es para España el fenómeno social asociado al INEM,
muchos, en realidad estábamos convencidos de estar en realidad asistiendo a
una Clase Magistral de Parnasianismo.
Cuando la Política se ve definitivamente desposeída del
sentido que la justifica, cual el de lograr orientar la vida y el proceder de
los ciudadanos en pos de la consecución de objetivos moralmente aceptables para
la mayoría; es cuando comprobamos que el fenómeno de sustitución de la casta política, por el endemoniado
grupo de los sofistas, ha comenzado.
Y generalmente se trata de un fenómeno inexorable.
Es entonces cuando la
retórica viste sus peores galas, para aparecer teñida de mera dicción. A
partir de ese momento los discursos pierden su sentido, al verse convertidos en
simples retahílas, las cuales bien pueden ser interpretadas desde plasmas, en tanto que su vacuidad
adquiera mayor grado si cabe en tanto que ni puede, ni necesita verse afectada
por ninguna clase de emotividad.
Tiene además, como tal, el tiempo que le es propio. Surge el
Parnasianismo como respuesta al Drama de la Generación del 98, esto es,
como concatenación ordenada de conductas y pensamientos que le son propios;
destinados a constriñir, en la medida de lo posible, el intenso trauma nacional que la España de finales del
XIX hubo de afrontar.
Se trata en definitiva, de un estilo propio para un tiempo de crisis. Se trata por ello de un
estilo, inherentemente ligado a la
subjetividad del tiempo que nos ha tocado vivir.
Por ello, el abandono de responsabilidades, la absoluta
certeza en la derrota, la satisfacción estética como única respuesta; bien
podría componer, hoy por hoy, el único bagaje que le queda a este Gobierno a la
par que, desgraciadamente, nos anuncia la que sin duda será una larga travesía del desierto toda vez que el
abandono estético tiene un serio problema, al tratarse de una concepción
subjetiva de una concatenación de efectos solo cuestionables mediante la
sensibilidad, tan solo la muerte puede convertirse en elemento substancial de
cara a demostrar la exactitud de cualquier análisis que se desee hacer al
respecto.
El Parnasianismo nació
como oposición manifiesta a Víctor HUGO. Algunos creemos que lo que logró fue
afianzar más si cabe su figura.
La actual línea que hoy parece defender el Partido Popular
pasa inexorablemente por seguir buscando culpables en la herencia recibida, en definitiva, en el Sr. Zapatero.
Al paso que van, poco falta que recupere la lectura de Los Miserables.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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