Dice CHÉJOV “así, en definitiva, a veces es mejor
detenerse y hacer el mal, que continuar aún a riesgo de ser francamente peor.”
La verdad es que, así visto, ciertamente que uno no solo
entiende la línea que el Gobierno Rajoy ha
decidido adoptar, sino que francamente casi la agradece.
Y es así que desde esta nueve
perspectiva, que casi se comprende el
espíritu desde el que la misma está desarrollada. Un espíritu destinado no
tanto a hacer de la política del palo y
la zanahoria su capital (tal extremo ya se ha visto francamente superado),
sino que más bien nos lleva a considerar con nuevos ojos no solo la manera no
solo propiamente de gobernar, sino incluso de comprender las nuevas formas de concebir las campañas electorales “al modo Rajoy”,
esto es, comenzarlas cuando todavía se está gobernando, y lejos, muy lejos de
toda o cualquiera cita electoral.
¿De qué manera entonces si no, hemos de entender la patética
afirmación de que “nuestras pesimistas
previsiones están hechas para que la realidad las deje en nada.”
Abandonando ahora ya sí de manera definitiva por hoy el nivel
de la satrapía, me veo
inexorablemente obligado a considerar con el rigor que se merecen, no solo las
palabras, o mejor dicho el efecto de los silencios, con los que los tres mosqueteros nos deleitaron el
pasado viernes, en el transcurso de la Rueda
de Prensa habitual tras el Consejo de
Ministros.
Lejos de detenernos ni un segundo más de lo necesario en
analizar las perlas, lo cierto es que
la única conclusión seria a la que propios, y también extraños (y es ahí donde
radica precisamente el peligro), pudieron obtener la constatación expresa de
que este Gobierno, definitivamente no tiene ni idea de hacia dónde va,
arrastrando con ello, obviamente, al país.
Se diría definitivamente que nuestra pregunta, ha sido
contestada.
Sin embargo, cuando en el transcurso de la comparecencia con motivo de la presencia
del Presidente de Turno de la UE, el
Sr. RAJOY nos desliza el comentario del “poquito de paciencia”, superada la
mordacidad, o la desvergüenza si se prefiere, la verdad es que la locuacidad
que da salir del plasma, le desata
inexorablemente la lengua hasta llevarle al “El Gobierno sabe lo que tiene que
hacer, y lo hará convencido.”
Ahora ya, no cabe la menor duda, el Gobierno no hablaba para tontos, sencillamente ya ha llegado
a la fase de creer seriamente en su
opción a modo de “Salvador de la Patria”
Es ahora cuando, inexorablemente, hemos de preocuparnos.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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