Que sí, que ya. Que ya sabemos que en este preciso instante,
nada más leer la entradilla, los que sigan leyendo el presente se encuentran,
inexorablemente, identificados dentro de tres exclusivos tipos de personas:
1.
Los
que van a seguir leyendo desde la satisfacción que les trae el recuerdo.
2.
Los
que van a seguir leyendo desde el dolor que les causa la memoria ¿histórica?
3.
Los
que no saben si seguir leyendo, porque el título no les dice nada, y sin duda
el hecho les resulta chocante (jóvenes de menos de 20 años, y demás víctimas de
la ESO, en este caso.)
Sin embargo, a pesar de todo, y tal vez de todos, me
arriesgaré una vez más a hacer uso de la inmisericordia impía que me
proporciona el privilegiado balcón desde el que observo la vida, como
observador activo eso sí, para llevar a cabo una descripción somera, de lo que
desde el mismo acierto a divisar (ahora por cierto que las procesiones de
Semana Santa han dejado ya paso a otra clase de letanías, las de las
conversaciones que hacen de la crisis su núcleo, o las de las procesiones de
los que dirigen sus pasos hacia las oficinas del INEM, por ejemplo)
He esperado hasta última hora, antes de lanzarme a la
redacción del presente, con la esperanza de comprobar hasta dónde llegaban las tragaderas del nuevo régimen. ¿Tendría
la osadía de sacar algo alusivo? ¿Tiraría del NODO para pintar de romántico el muñeco? ¿Recuperaría la osadía de los censores bobos, tal y como aquéllos a
los que tan brillantemente ha calificado uno de los directores de Informe Semanal?
Pues nada, una vez más, no ha habido manera. De nuevo hemos
de comprobar cómo el ¿nuevo? régimen se ofusca renunciando a tratar como sin
duda se merece, un hecho de la marcada trascendencia que sin duda merece la
redacción del que habría de ser el último
Parte de Guerra dictado por el General Franco.
Con el ánimo puesto en hacer de la contextualización
histórica un método de racionalización, jamás una excusa para huir de lo
pragmático y por ende razonable, acudimos a momentos pretérito cercanos, en por
de tratar de encontrar correlaciones y/o elementos de juicio similares, desde
los cuales poder acercarnos si no tratar de comprender, el proceder desde el
que semejante silencio, adquiere el condicionante gráfico por el que se describe a sí mismo, retratando con todo
a los que lo suscitan o abiertamente en este caso promueven.
Es así que, efectivamente, nos viene a la memoria Alemania ,
los años de la vergüenza, las cifras del horror…etc. En cualquier caso, el
recuerdo vivo de otra de las atrocidades cometidas por los que de verdad se
creen imbuidos en las sacrosantas fuentes de la razón. (Demonios, otro Paco).
Pero huyendo insisto meridianamente de la trampa que la propia Historia
puede sentir tentación de tender ante nosotros, he de manifestar, y así lo
hago, que la Política del Silencio tan
extrañamente pactada no solo por parte de los que habitualmente hacen mutis por el foro llegados estos
extremos; sino la adoptadaza por los que inversamente a lo creíble, no suelen
prestarse a tales argucias en tales casos; me lleva a plantearme seriamente
algunas dudas que, por peliagudas someto a su consideración.
Así, que Pacos, gatos y
otros entes pobladores de la cada vez más densa demografía de la Caverna, se
preste a la política del Silencio, es
algo que, en cierta manera, es de esperar. Así, no con el ánimo de explicarlo,
(comprender el Misterio de la Trinidad es más sencillo); sino de hacer un guiño
a la coherencia, podemos decir que el sentirse
identificado, vanagloriado con los éxitos alcanzados, y sin duda ponerse blando
recordando lo que pudo haber sido y nunca fue, puede casi justificar a los
miembros más profundos de la caverna.
He ahí a los integrantes del primer grupo antes argüido.
Pero que los miembros de estructuras, diarios y demás entes
aparentemente no adscritos al régimen, libres por ende de las limitaciones
neuronales que sin duda supone tener que vestir
de lagarterana día tras día la realidad, para que sea digerible. Que esos a
los que a diario se les llena la boca de lo
mal que está el país, no hayan abierto la boca, aunque solo sea como una
mención histórica. A esos, irrenunciablemente a esos, les digo que su actitud
me preocupa.
Y me preocupa porque si su silencio procede de la convicción
de que algunas cosas es mejor no moverlas,
tengo que decirles que entonces, y solo entonces, habremos de reconocer que
nos han ganado.
Si por el contrario ni
dios abre la boca, a pesar de tener ganas, no quiero ni pensar las
consecuencias de tal acto.
He ahí a los integrantes del segundo grupo.
En cuanto a los integrantes del tercer grupo. ¿Qué decir?
Solo una cosa. Felicidades para el Señor WERT, el responsable de seguir, cuando
no implementar, una larga sucesión de errores en los que es el Sistema
Educativo Español ha puesto un gran esfuerzo, encaminado a que ahora, cuando el
presente se acerca a su fin, muchos puede que en realidad ignoren de qué estoy
hablando.
Para ellos, la siguiente:
“En el día de hoy el
Ejército Rojo cautivo y desarmado, han alcanzado sus últimos objetivos las Tropas
Nacionales.
LA GUERRA, HA
TERMINADO.
BURGOS, UNO DE ABRIL,
DE 1939.
Año de la Victoria
EL GENERALÍSIMO.
FRANCO.”
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