Pasan los días, pero en realidad el tiempo no transita. La
realidad, solo más contumaz que torticera, se opone con su irreverente
resquemor a permitir que los graznidos de las aves de mal agüero puedan, con su sempiterno revolotear,
arrebatarle el instante de gloria, el que pasa por hacer bueno el dicho según
el cual, todo sistema complejo, en caso
de permitir que evolucione aislado, es solo competente para empeorar.
Después de haber pasado como Brad PITT, siete años no en el
Tíbet, sino inmersos en este periodo propenso solo al ostracismo político, a la
desidia moral, y por supuesto al resquemor económico que identificamos de
manera concreta como crisis. Llegado este momento parece que el último refugio,
la última lanza, habría de quebrarse cuando no haciendo bueno todo el esfuerzo realizado, o lo que es lo mismo,
amparando cuando menos la larga lista de barrabasadas
que, amparados de parecida manera por la oscuridad que el fenómeno de la crisis ha planteado, nuestro Gobierno se
ha esforzado por aprovechar, sometiéndonos a triquiñuelas unas veces, y
colándonoslas sin más en otras; hasta configurar el denso a la par que incomprensible tablero en el que han convertido
todos los espacios en los que a estas alturas se desarrolla el juego.
Todo esto, por antipático, complejo y hasta en el peor de
los casos mal sonante que resulte, ha saltado
literalmente por los aires en el momento en el que una variable, no por
periódica en apariencia menos capaz de sembrar el caos, ha hecho acto de presencia.
La irrupción en la ecuación
del virus electoral, ha
modificado de manera evidente a la par que definitiva la composición de todas y
cada una de las combinaciones que hoy por hoy, podían presagiarse desde la óptica que al menos en apariencia se
generalizaba bajo la perspectiva de promover
el bien común.
Llegado este momento, la ficción
que hasta este momento se mantenía, y que nos llevaba entre otras cosas a
creer firmemente, no porque la confianza en nuestro Gobierno fuera realmente
intensa, cuando sí más bien porque verdaderamente lo necesitábamos; se ha
quebrado para siempre.
Y la verdad, o por ser más precisos el brutal choque que
contra el concepto de la verdad nos hemos llevado, se pone de manifiesto ante
nosotros en todo su esplendor cuando comprobamos una vez más que, la
aproximación del llamado periodo
electoral, actúa no ya como catalizador,
sino más bien como reactivo en
las reacciones que nuestro Gobierno tiene pensado llevar a cabo de aquí a la
próxima cita electoral, aunque para ello se vea obligado a ¿mentir? Reposicionando hasta lugares más cercanos a lo residual
ideas, principios y cánones que hasta hace apenas unas horas justificaban no ya
el sufrimiento del Pueblo, cuando sí más bien lo reconducían hasta límites
cercanos a los del Sacrificio Mitológico.
Deteniendo nuestro objetivo unos instantes simplemente en la
variable cuantitativa, podemos observar sin que para ello hayan de entrar en
juego grandes capacidades analíticas, que los recientemente celebrados Comicios
Europeos, han supuesto para el Sr. RAJOY y por supuesto para su recua, también
conocida como Gobierno, la primera cita electoral a la que han tenido que
enfrentarse desde que accedieron, digámoslo sin tapujos, al poder.
Tal consideración, a la vez que una obviedad, encierra otra
cualitativamente no más alejada de lo
expuesto, y cercana por ende a los procesos de Perogrullo, a saber, la que pasa por entender que a partir de este
momento, la veda se abre en la más amplia
acepción de la palabra.
La lista de Compromisos
Electorales a los que la recua ha
de enfrentarse a partir de ahora es tan numerosa, que su mera constatación
provoca por si mismo, vértigo. Añadamos ahora pues no ya el ingrediente que
históricamente se resume en la máxima de que el poder corrompe. Demos mejor traslado al prisma desde el que las
acciones del Gobierno, obligan al Partido Popular a preparar cualquier cita
electoral. Manolo el de El Bombo tiene,
incluyendo el fiasco de La Roja, más
posibilidades de movilizar adeptos, que el Sr. Presidente de pedir a los cerca
de dos millones de desertores del PP que han abandonado a su partido en Las Europeas el que vuelvan.
Por ello, si lo creéis oportuno, podemos declarar llegado el momento de echarnos unas risas, y
retomar el punto que líneas arriba dejábamos un tanto desasistido, que pasaba
por considerar que tanto el Gobierno, como todos los legítimos integrantes de
la caterva de la casta, hacían lo que
hacían, incluyendo por supuesto lo de exigirnos el cumplimiento con unos
recortes que nos han llevado a confundir el ya de por sí complicado ejercicio
de vivir, con protagonizar una larga
travesía del desierto; motivados por un verdadero afán de Justicia Social.
Superado el partidismo,
y sumidos en un proceso inherente de justificación social que pasa por
asumir que la superación del presente que nos ha tocado vivir requiere
inexorablemente de no perder ni un instante en refriegas de menor calado; lo cierto es que hay ciertas conductas,
cuando no ciertos menesteres desarrollados por el Gobierno, si no por alguno de
sus integrantes, que se dan de cabezazos para
con semejante línea de actuación.
Así, acciones como las desencadenadas en pos de obtener el
visto bueno de la mal llamada Reforma Fiscal, no viene sino a conducirnos en la
línea no ya de que las citas electorales permitan al político adoptar funciones de trilero, haciendo del engaño
manifiesto su único ley motiv, cuando
sí más o incluso que lo único que albergan en su oscuro catálogo de intenciones
va poco más allá de su pera permanencia cerca del poder.
Perdido definitivamente el rumbo, Ética y Moral saltan
definitivamente por la borda.
Llegado el momento del sálvese
quien pueda, yo ya echo de menos a ciertas ratas que, efectivamente, ya han
comenzado a abandonar el barco.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.