Si algo me ha gustado siempre de lo que acontece en derredor
de las jornadas de comicios, es sin
duda esa habilidad de la que hacen gala unos y otros, especie si se quiere de prestidigitación conceptual, en base a
la cual, o si se prefiere por la que, no solo nadie ha perdido, sino que más
bien malo ha de ser, que todos no
hayan en una u otra manera, incluso ganado.
Así, según pasan los instantes, o si se prefieren las horas,
lo cierto es que el perdido raciocinio ha
de abrirse paso, en forma en este caso de frío
números, en pos de permitir que el álgebra del voto supedite a las por otro
lado tan valoradas opiniones, y dé por finalizado el rango de las
especulaciones; procediendo con ello a poner fin al sainete, resumiendo en un
frío histograma, en el mejor de los
casos adornado con colores tipo trivial, el
dibujo que habrá de convertirse en metáfora absoluta de nuestro futuro
económico, social, y por ende, aunque a menudo y sorprendentemente en el último
de los casos, político.
Sin embargo, en este caso, algo no ha salido como estaba
previsto. Llegada la tan maravillosa hora del regocijo electoral, aquella en la que unos y otros se dan el que
suponen merecido baño de masas, que actúa
a menudo como repelente contra esa chusma,
a la que durante aproximadamente 21 días han tenido que convertir en el
centro de su actividad, teniendo en algunos casos que llegar a tocarlos, en lo
que constituye el único momento a lo largo de 4, cuando no más años, en cuya
concomitancia llegan a considerar, aunque más bien de pasada, que sin el apoyo
de ese común, ellos sin duda habrían
de dedicarse a otra cosa, en el más amplio sentido de la palabra.
Hoy, por el contrario, todo eran silencios, dudas y especulaciones
En un ambiente cetrino, rocambolesco y desasosegante, en el
que solo el Lacrimosa de Mozart
podría haber estado a la altura en lo concerniente a lo correspondiente a
B.S.O. El silencio de unos, expresado en este caso en la desgraciada intervención
de la Sra. De COSPEDAL ;
y las manidas palabras correspondientes en este caso al huérfano alegato de la Sra. VALENCIANO , obligada a tener que predicar en el desierto con la tan sola compañía de un
Óscar LÓPEZ que ahora menos que nunca sabe qué demonios hace ahí; no vinieron
sino a determinar cuando no a certificar la defunción no de una forma de hacer
Política, sino más bien de entender la Política.
Porque si un resultado positivo podemos extraer de los por
otro lado resultados electorales, éste
habrá de pasar inexorablemente por la contundencia con la que el electorado
gritó a sus representantes que, definitivamente, sobre ellos puede
efectivamente recaer la labor de hacer Política, pero lo que ayer quedó
definitivamente claro pasa por la comprensión liberadora de que ellos no son la
Política.
Ayer, muchas formas anquilosadas de hacer y de entender
fueron definitivamente barridas, y como prueba de la limpieza, la caída de
algún que otro babysaurio parece
efectivamente venir a corresponderse con la certeza de que, tratar de celebrar
las sesiones del Congreso en el Museo de Ciencias Naturales, no supone,
definitivamente, una opción.
El proceso de ventilación
forzada al que la
Fiesta Democrática sometió en el día de ayer a muchos
panteones desde los que, pese a quien pese, se sigue dirigiendo la acción
política de muchos de nuestros pueblos, ha levantado una polvareda que, más
allá de poner a muchos en serias dificultades a la hora de seguir un camino
recto, someterá a otros al serio peligro de intoxicación que lleva aparejado el
inhalar polvo de huesos.
Y así, entre los que siguen
sin entender el mensaje, y los que creen saber siempre algo que los demás
desconocemos; lo único claro que a estas alturas corresponde al terreno de la
no especulación, pasa por saber que, ahora más que nunca, la velocidad de los
acontecimientos nos arrolla, enfrentando al presente que nos es propio, con la
Historia.
Luis Jonás VEGAS VELASCO.
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